Zonas erógenas (de la mariquita común)
Hola queridas amigas, qué tal? Yo mejor. Este mes me piden que os hable de las zonas erógenas de la mariquita común y yo, que no le temo a nada, me he propuesto usar mi enorme sabiduría para alumbraros, que sois muy lerdas, amigas.
Según me mencionaron la “zonas erogenas” cogí raudo un atlas de geografía y llegué a la conclusión, pero literalmente. Concluí el atlas sin encontrar esas zonas por las que me interpelaban, tías. Soy guapa y delgada, no me pidáis que encima sea lista.
¿Qué coño son las zonas erógenas?
Las zonas erógenas son todas aquellas partes del cuerpo humano que presentan una mayor sensibilidad y cuyo estímulo tiene como finalidad y resultado activar sexualmente a una persona. Para que me entendáis, son el botón de encendido del chulazo de turno.
Las zonas erógenas se encuentran fundamentalmente en aquellas partes del cuerpo donde más terminaciones nerviosas se concentran. Esto descartaría la cabeza en el caso de los tronistas.
Las zonas erógenas pueden ser tantas como personas, que cada una tiene las cosquillas donde quiere; sin embargo hay algunas partes del cuerpo que se destacan, fundamentalmente la polla; pero tengo que rellenar dos hojas de una revista, así que me veo en la obligación de dar un par de rodeos antes de llegar.
Porque no nos engañemos, lo de las zonas erógenas de los hombres se lo inventaron los de las revistas de “adolescentas” para rellenar hojas, cualquiera que conozca hombre, gay o hetero, sabe que sólo tiene una zona erógena. Así que mas comer pollas y menos leer la Cosmopolitan maricones.
Pero si tenéis la mala suerte de ligaros a un ex lector de la Súper Pop, no os queda más remedio que anotaros estas estaciones de paso que son vuestras zonas erógenas y rezar para que el chaval sea de los que va al grano.
Las orejas
Las orejas poseen un montón de terminaciones nerviosas; pero sobre todo tienen la capacidad de oír, y escuchar lo que te van a hacer puede resultar de lo más estimulante. Aunque no tanto como que te lo hagan. Y tú no eres paciente maricón.
El cuello
Después de comerte la oreja y decirte todo lo que te va a hacer, decide demorarse en el cuello. Ah, muy bien. Va en la dirección correcta, pero da tantos rodeos que es probable que te de una embolia. Relájate y disfruta. Y sobre todo presiona sus hombros ligeramente. Que se de por aludido.
Los pezones
Deja el cuello dispuesto a realizar lo que te ha prometido en el primer punto, sin embargo descubre dos pequeñas campurrianas a la altura de las tetas y ahí se queda. Es probable que te confunda con su madre y vuelva a su etapa lactante. A estas alturas es imposible acumular más sangre ahí abajo y lo sabes.
El escroto
Y cuando parecía que por fin iba a dar cuenta de esos 22 centímetros que publicitas en el Grindr y que no son más de 15 en la cruda realidad, decide ponerse a jugar a las canicas. Sí, los huevos además de adornar poseen centenares de terminaciones nerviosas, y se nota, porque estás ya de los nervios y hasta los cojones, nunca mejor dicho.
El perineo
El perineo es la zona que se halla entre el escroto y el ano y su estimulación puede hacer que te pongas como un Gremlin en un parque acuático y teniendo en cuenta que llevas 20 minutos esperando que el chulo te coma el rabo es probable que se lo acabes comiendo tú; pero literalmente.
El pungo G de los cojones
Por lo visto el punto G se encuentra a 7,6 cm dentro del ano; pero antes de que os pongáis a hacer espeleología pensad maricones, deberíais tener un rabo de 20 cm y con forma de hoz cubista para poder acceder a ese punto. Así que si no formas parte del Circo del Sol, limítate a comerle la polla joder.
Si a estas alturas la falta de oxígeno en el cerebro no os ha provocado un coma irreversible, es probable que disfrutéis de la felación prometida. Entonces recordaréis con cariño sus susurros en la oreja, sus besos en el cuello, sus mordiscos en los pezones y hasta su jodido masaje del perineo; pero en el fondo sabéis de que es ahí, en la polla, donde se concentran todas vuestras terminaciones nerviosas, por muchas chorradas que leáis en las revistas.