Tailandia
Huele a libertad, y por eso, y por su innegable belleza, Tailandia es uno de los destinos estrella de los últimos años. La capital, Bangkok, es una fuente inagotable de posibilidades para todos y todas: para quien quiera ligar, para quien prefiera descansar y para quien quiera hacer un mix de ambas cosas.
Nos ha encantado volar hasta Bangkok y poder traeros la información necesaria para que no perdáis ni un solo minuto en vuestro periplo tailandés. Es un destino barato, es verdad, pero volar hasta Bangkok suele rondar los 750 euros (podrías encontrar, con mucha suerte, algún ida y vuelta a 500, pero lo tienes complicado). Tampoco viajes a la torera, y ten en cuenta la climatología del país. Entre mayo y octubre es época de lluvias (monzones) y entre marzo y mayo hace muchísimo calor, por lo que te recomendamos volar a Tailandia entre noviembre y febrero. Si tus condiciones laborales no te lo permiten, no te preocupes: En verano no llueve tanto, son sólo tormentas ocasionales, aunque el número de turistas sí que se multiplica considerablemente.
Otra cuestión a tener en cuenta: la moneda. Nosotros te recomendamos que lleves euros y que, una vez allí, los cambies, aunque tampoco te ahorrarás mucho con esta maniobra.
Metidos en harina, te vemos ya en el aeropuerto con tu maleta, o con la mochila, lo que prefieras. Para llegar al mismísimo centro de Bangkok tienes dos opciones: pillarte el tren elevado (Skytrain) o coger un taxi (unos siete euros).
Para alojaros, las opciones son infinitas. Bangkok recibe cada día a miles de mochileros, que suelen escoger la zona turística de la ciudad (Khaosan Road) para dormir. Tampoco están nada mal los hostales colindantes a la estación de tren (Hua Lamphong) o en la zona de los centros comerciales, Shukumvit. Tampoco es mala idea recurrir al coachsurfing o al alquiler de un apartamento para lograr un hogar transitorio en la capital de Tailandia. Y si buscas alojamiento ‘gay-friendly’, te recomendamos el ‘Acuario Guesthouse’, uno de los poquísimos hoteles exclusivamente para gays de Bangkok. Baan Siri Rama Place, Tawana Ramada y el Hotel Montien son otros de los lugares favoritos para la comunidad LGTB.
Aparcada la mochila, y antes de visitar las espectaculares islas del país, es obligación de todo turista saborear la deliciosa cocina tailandesa. Cerquita del río Chao Phraya podrás hacerlo a un precio más que razonable en preciosos restaurantes al aire libre. Si dispones de presupuesto, también podrías cenar en alguno de los barcos-restaurante que recorren el Chao Praya, un recorrido de lo más relajante y recomendable. Tampoco es mala opción acercarte a Chinatown: son restaurantes 100% chinos y bastante baratitos. Gays y lesbianan suelen frecuentar restaurantes como Eat Me, Old Dutch o Harmonique, por si te interesa.
Aún así, no dejes de aventurarte y prueba comida en alguno de los miles de puestos callejeros. Los propios tailandeses comen así, por lo que no tengas miedo de que sea una gastronomía “atrapaguiris”. Advertencia: la cocina tailandesa es muy picante para nuestro estómago, así que cuidado con lo que elijas.
Masajes y boxeo
Con la tripa llena, es una gozada pasear por Kaosan Road y las calles adyacentes. Es el hábitat natural para los turistas, pero también el epicentro del ocio en la capital. Allí tienes, además de hostales baratitos, cientos de tiendas de ropa, lugares donde tatuarte o profesionales del famoso masaje tailandés (no lo dudes, hazlo). Los propios lugareños acuden más frecuentemente a los salones de masaje que a los gimnasios, ya que consideran que un buen masaje es preventivo y saludable. Por unos 10 euros tendrás masajito de cuerpo entero.
Otra de las tradiciones de Tailandia es el ‘muay thai’, boxeo tailandés para nosotros. En Bangkok hay dos estadios, el Lumphini y el Ratchadamnoen. Cada noche se organizan varios combates, aunque debes saber que la entrada no es barata (cerca de 50 euros).
Go shopping!
Los mercadillos callejeros, de los que somos superfans, abundan por toda la capital. Ni se te ocurra comprar algo sin regatear, entra dentro de las tradiciones tailandesas. Acércate el fin de semana a Chatuchak, en el que podrás comprar cosas que ni te imaginas. Impresionante también Talat Phahonyothin, un mercado de plantas y flores que te dejará boquiabierto.
Los tailandeses prefieren moverse por los gigantescos centros comerciales de Bangkok, sobre todo por Siam Paragon, Central World (el tercero más grande del mundo) o MBK (el más barato de los tres).
Sexo everywhere
Cae la noche, y con ella aparecen las lucecitas de los mundialmente populares sex shows de Tailandia. La zona roja de Bangkok, el Soi Cowboy, es la que más curiosos se lleva gracias a las decenas de letreros luminosos que anuncian los sex shows. Más para todos los públicos, el mercado nocturno de Patpong se especializa en el ‘ping pong show’, el producto estrella que ya cuenta con sus propios spin off: sustituye las pelotas de ping pong por cualquier cosa que se te ocurra, lo tendrán en la carta de espectáculos.
Otro de los puntos calientes de la ciudad es la Nana Plaza, un edificio de dos plantas de lo más hot: en el piso de arriba, te puedes imaginar lo que te está esperando, transexuales, o ladyboys incluidos…
Aquí sí hay playa
Tailandia cuenta con varios puntos fuertes, y uno de ellos es la playa. Hay islas en los dos lados del sur del país, así como en el este, cerquita de Camboya. Es cierto que algunas están abarrotadas de turistas y hoteles, pero otras son más tranquilas y no están tan construidas.
Como curiosidad, en una de ellas, en Ko Phi Phi, se grabó la película ‘La playa’, en la que Leonardo Di Caprio nos deleitó con una interpretación escasita de vestuario. También te recomendamos desplazarte a Koh Samui, Ko Taruato, Koh Maak o The Similian Islands, entre muchas otras.
DE TURISTEO
De Tailandia no te puedes marchar sin visitar el Gran Palacio. Fue la casa del rey durante 150 años, y su arquitectura es digna de ver. Cerca tiene otros tres templos: el Wat Phra Kaew, templo del Buda de la Esmeralda, el Wat Pho, con buda gigante (en realidad es una escuela de masajes) y el Wat Arun. Si queréis descansar un poquito, tenéis el equivalente a Doña Casilda en Lumphini Park. Los lugareños acuden a él a bailar, hacer yola o tai chi, además de hacer uso de las máquinas de gimnasio al aire libre.
MÁS QUE AMBIENTE
Bangkok es conocida por no dormir jamás y por tener interminables opciones para que todo el mundo se lo pueda pasar pipa. Las zonas de Khao San y Th Silom están repletas de discos y garitos para montarse una buena fiesta, pero la comunidad LGTB tiene, aquí también, sus zonas preferentes. Th Silom y Ts Sarasin (sí, sí, como lees) son las calles que más locales de ‘ambiente’ concentran en la capital tailandesa.
También te recomendamos que visites el área de Sukhumvit Road, con un gran número de lugares ‘gay-friendly’. Bares con terrazas al aire libre y unas saunas espectaculares conviven con total naturalidad en un país que no mira con malos ojos los comportamientos LGTB. Además, en los últimos años varios bares para lesbianas han abierto con éxito sus puertas en Bangkok, completando la oferta.