San Valentín
Queridas amigas, llegamos a febrero, un mes en el que se dan cita dos acontecimientos ineludibles en la vida de la mariquita común, a saber, carnavales, que nos da la posibilidad de travestirnos y sacar esa mujer que todas llevamos dentro, y San Valentín, que nos da la posibilidad de sacar a ese hortera que también llevamos dentro sin morir del asco.
En San Valentín, el santo patrono de El Corte Inglés y día internacional de la dentera, puedes hablar como Paulo Coelho sin que te apedreen y ser un moñas sin que te señalen con el dedo. Le llaman el día de los enamorados porque no encontraron eufemismo mejor a “tontolculos”.
Yo, como la reputada socióloga que soy, sobretodo reputada, he hecho un profundo análisis del comportamiento homosexual en este señalado día. He contrastado cientos de fuentes y dos manantiales, he estudiado en profundidad las novelas de Daniele Steele y SaraMago, me he visto las 7 temporadas de Anatomía de Grey hacia delante y hacia atrás, y he escuchado todos los discos de Alex Ubago y La Oreja de Van Gogh. Y he descubierto dos cosas fundamentalmente, que cortarse las venas en vertical es más efectivo que en horizontal, y que si la Ubago se hubiera hecho la depilación láser en corporación dermoestética, ahora no estarían en concurso de acreedores.
Más allá de mi recién descubierta tendencia al suicidio y mi paso por el frenopático, esta inmersión en el apasionante mundo del día de los enamorados me ha descubierto que una puede saber quién es su pareja sólo por lo que te regala. He realizado una extensa e intensa tipología de las parejas homosexuales basándome única y exclusivamente en la variable “regalo”. Dime lo que te regala y te diré con quien follas. Aquí teneis las conclusiones:
Bombones
La que te regala bombones tiene, mayormente, dos objetivos, que engordes y te pongas como una boya, o, en caso de que los bombones vayan rellenos de licor, emborracharte y aprovecharse de ti. A las segundas ya les aviso que no funciona. Al último que intenté emborrachar a base de bombones terminó en urgencias; pero de un cólico nenas, no de un coma etílico. Fue una auténtica pérdida de tiempo, energía y dinero.
Flores
La que regala flores es una moñas, o una psicópata en caso de que sepa de tu alergia al polen. Si encima te las manda al trabajo una “hijadelagranputa”, sobretodo si vives en un armario y cuentas chistes de mariquitas en la cena de empresa.
Las flores son una metáfora de vuestra relación, amiga, por mucho líquido y mucha aspirina, vais a durar dos días.
Peluches
La marica que regala un osito de peluche quiere hacerte creer que es un ser adorable y mimoso, nada más lejos de la realidad, lo más probable es que lleve una cámara incorporada y quiera controlar tus polvos, que de sobra sabe que eres más suelta que Nati Abascal en una licorería. Es muy probable que cuando le dejes haga caja con tus vídeos… Y no querrás que tu madre te vea practicando gimnasia rítmica en pelotas sobre un chulazo neozelandés con tres brazos.
Un álbum con vuestras fotos
Tu pareja es una puta ególatra. Te regala docena y media de fotos en las que él sale monísimo y tú pareces un gremlin con cistitis, sólo para recordarte lo agradecido que debes estar a la vida porque él la comparta contigo, pudiendo estar paseando por los Campos Elíseos con Jon Kortajarena.
Una cena romántica
Qué ganas tiene el moñas de tu novio de darte carbohidratos. Si al final eres una bulímica de libro y ya sabemos donde va a terminar la tortilla deconstruida de los cojones. Para tirar dinero que te regale un libro, no te jode, que la ultima vez que te regalaron uno le jodiste el vídeo a tu madre.
Un dildo
Tu novio tiene micropene y lo sabes, y lo peor, te conformas. Cariño, eso ya no crece. Con ese novio nunca te vas a sentir realizada y lo sabes, y lo peor, llena tampoco.
Joyas
Las flores mueren, los bombones los cagas, los peluches acumulan polvo y producen rinitis, las fotos resultan deprimentes como los espejos y el paso del tiempo… Pero el oro y los diamantes son para siempre, su valor incrementa con el tiempo y siempre puedes monetizarlos y comprarte lo que te salga del coño, nena.
Así que si tu pareja te regala joyas, lo primero que tienes que hacer es ir a tasarlas, no vaya a ser que te haya dado gato por liebre o Solange por Beyonce, y una vez comprobada su autenticidad pídele en matrimonio porque teniendo en cuenta lo puta, interesada y desconfiada que eres, lo suyo es amor verdadero maricón.
En conclusión, cualquiera que no te regale oro macizo, diamantes, rubíes, esmeraldas, un cheque en blanco, un ladrillo bajo el cual se escondan una docena de billetes de quinientos o la clave de su tarjeta platino, no es un buen partido.
Aléjate de los vendedores de humo, arrímate a un chulo de bolsillo sin fondo y generosidad desmedida que te solucione la vida, que el tiempo pasa y en dos días cumples treinta y estás acabada mona. No como yo que llevo 20 años cumpliendo 20 y me llueve el dinero como a un tesorero del PP.