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Richard Maltés (una oveja multicolor)

No es un recién llegado a la música, pero Leblond ha supuesto la vía perfecta para que Richard plasme sus desvaríos sobre temas cósmicos, reivindicativos o de amor al límite. El líder de Leblond crea a borbotones, y en apenas año y medio, ha lanzado pelotazos como ‘Máquina del Tiempo’ o ‘Nunca una canción fue tan triste’, entre otros. Acaba de pasear ‘Ovejas Negras’ por Bilbao, y entre tele y tele, asaltamos a Maltés para que nos cuente en qué anda metido ahora… Una pista, estas navidades bailarás con este trío madrileño hasta caer muerto…

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BLUE.- Lo primero de todo, ¿Qué es Leblond?

RICHARD MALTÉS.- Soy yo, Richard Maltés. Hace un año y medio, cansado de componer para los demás (lleva 20 años en el mundo de la música), empecé a componer para mí lo que realmente me interesaba contar. Son mis letras, es mi propio mundo personal. Luego, para los directos, me rodeo de un grupo, de mis mejores amigos: Javi Descongelado, que DJ y Noelia, la bajista.

B.- ¿No resulta difícil trabajar con tus mejores amigos?

R.M.- No, es estupendo, nos lo pasamos bomba. Al fin y al cabo están en el proyecto porque me quieren, y es bonito poder compartirlo con ellos.

B.- ¿Cómo va tu sueño de hacer un dueto con Alaska?

R.M.- (Risas) Alaska está muy ocupada, tiene demasiados frentes abiertos. Sería un sueño, pero más aún cantar con Ana Torroja. Mi grupo favorito es Mecano, soy de esa generación, pero de Alaska también. Cualquier colaboración con ellos sería enorme.

B.- Hay quien dice que vuestro sonido recuerda también al de OBK…

R.M.- Pues con OBK no me siento especialmente identificado, sobre todo a nivel de letras. Y tampoco me parece que me parezca a OBK cantando, aunque reconozco que alguno que otro me lo ha dicho. Me siento más cercano en composición a La Casa Azul o a Lorca, por ejemplo.

B.- Sí, porque, a pesar de lo crudo de algunas letras, lo vuestro es una fiesta…

R.M.- Tengo alguna canción que es un poco para cortarse las venas, y cuando la estaba componiendo pensé: si a esto encima le pongo una música tétrica, apaga y vámonos. Hay que adornar un poco las cosas. Podemos reflexionar sobre las cosas serias, pero que la música tenga un punto lúdico. Me gusta divertirme, intento disfrutar de cada momento de la vida.

B.- ¿Qué te ha devuelto el lanzamiento de Ovejas Negras?

R.M.- En primer lugar, satisfacción personal. Todavía no salimos en radiofórmulas, seguimos siendo un grupo underground, y eso en cierta forma también me enorgullece. Las composiciones exponen exactamente cómo soy yo: son mis neuras, mis vivencias… Yo me siento muy orgulloso de este trabajo, y poco a poco se va conociendo, sin tener que recurrir a la radiofórmula. Existe vida detrás de la discográfica, hay otros medios. Yo estoy muy orgulloso de lo que he conseguido hasta ahora, sin apoyo de nadie. Ninguna discográfica se digna a nada, están tan enfrascados en la música de siempre, y en hacer refritos continuos de la música de siempre y de los cantantes de siempre, no son capaces de apostar por nada, y es una lástima. Hay mucho talento en España, y es una pena que en la tele sólo suenen los cuatro de siempre.

B.- Sólo suenan aquellos que a las discográficas les resultan rentables…

R.M.- Sí, pero eso es el pez que se muerde la cola. No das oportunidad, y si no la das, no sabes si eso podría generar dinero. Yo creo que tengo un par de canciones, lo digo sinceramente, que serían éxitos si se escucharan en una radiofórmula.

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B.- ¿Y no te asustaría, de repente, pegar un pelotazo y pasar a la primera fila?

R.M.- No me asustaría, porque ya no tengo 16 años. Llevo 20 en el mundo de la música. Si eso me hubiera ocurrido hace 20 años, me habría asustado, pero a día de hoy si te digo la verdad me asustan pocas cosas. Llevas un bagaje, ya conoces a las pirañas de la industria y sabes cómo funciona todo. No sería miedo, sería tomar la decisión y pensar, “bueno, ¿qué es lo que quiero hacer? Tengo que vender un trocito de mi alma al diablo…”. Yo realmente nunca he hecho música por dinero, yo hago música porque es mi hobby favorito.

B.- Y si te lo propusieran… ¿Harías la canción para el próximo Gran Hermano, por ejemplo?

R.M.- Sí que la haría, es un trabajo. Yo he hecho cosas en música que no me atraían mucho, pero me han hecho un encargo y las he hecho. Por ejemplo, las músicas para CDs de yoga, pilates… me pagaban una pasta y nosotros tenemos que comer, hay que pagar otras cosas.

B.- Por cierto, ¿cuál es vuestra vinculación a Bilbao?

R.M.- Es un poco de fortuna y casualidad. Es a través de Ibai Sánchez, presentador de Local Musical, en Telebilbao, un chico que sabe muchísimo y que es el tío más encantador que conozco. Fue vía Twitter: le mandé un tuit en plan “Ibai, ¿porqué no nos llevas a tu programa?”, con un vídeo. Esto lo he hecho con miles de personas y discográficas, y no se molestan ni en ver tu vídeo ni en contestar. Ibai no sólo se tomó la molestia de ver el vídeo, sino que encima nos trajo a Telebilbao, y ahí empezamos a sonar. Ésta es ya la tercera vez que vengo por aquí, y además la primera que actúo en directo.

B.- ¿Cómo es un show de Leblond en directo?

R.M.- Tenemos una puesta en escena un poco teatral, es un show muy dinámico. Es una música muy de fiesta, para bailar, divertirse y volverse un poco loco. Salimos disfrazados, hacemos un poco de mímica… Es un show divertido, ameno, no es una cosa pesada, o por lo menos es lo que me dice la gente.

 B.- ¿Cuándo se inspira Richard Maltés para componer sus letras?

R.M.- Yo soy muy deportista, y corro una hora y media todos los días. Y cuando corro me aburro mucho y voy pensando. Tengo la cabeza a mil por hora, y se me van ocurriendo temas, voy pensando letras. He llegado a componer una canción entera corriendo, luego llego a casa y lo plasmo.

B.- Son letras que van de lo cósmico y fantástico a la protesta social…

Uno en realidad no tiene en cuenta un solo aspecto de la vida. A mí me encanta la ciencia ficción, las películas de naves espaciales, los superhéroes… También me preocupa lo que ocurre en el mundo, la denuncia social y cómo está España ahora mismo, todas las injusticias y desigualdades que hay. Por otro lado, también soy muy sensible, muy de enamorarme, y me gusta reflejar lo que me ocurre con mis parejas o mis amigos. También tengo muchas idas de olla, como “Asesinando a Peter Pan” o algún otro tema que se me ocurrió en la playa o estando de fiesta.

B.- Tú tercer disco está a punto de caramelo…

R.M.- Sí, se llama ‘Mil cadáveres en la pista de baile’. Está terminado, y es que yo soy hiperactivo. Duermo cuatro horas al día y no me siento nunca. La gente me frena, me echan broncas, porque tengo una producción desmesurada. Puedo componer diez canciones a la semana y eso no puede ser, porque la gente se vuelve loca, no sabe ni qué single tienes… El disco lo sacaré en noviembre o diciembre, porque me siento orgulloso de ‘Ovejas Negras’ y quiero prolongar su vida y que esté todo perfecto antes de que salga el nuevo CD.

B.- Éste es un número ‘especial Orgullo’, una fecha importante para vosotros también…

R.M.- En el Orgullo he estado 9 o 10 veces, pero como Leblond sólo una vez. Este año estamos en el Orgullo de Lugo y en el de Madrid. El año pasado fuimos los encargados de cerrar el Orgullo en la Plaza de Chueca, a las 2:00 AM. Y a mí personalmente me volvería loco actuar en el Orgullo de Bilbao…

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