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Puentes de toda la vida

Vaya por delante que este recorrido por los puentes no persigue que os convirtáis en esas parejas de chorras de cuelgan candados allá por dónde van para demostrar el amor por el prójimo. Nuestro recorrido nos va a llevar desde el puente más interior hasta el más próximo a la desembocadura de la ría, es parte de nuestra historia de orilla a orilla.

Puente Nuevo

Se encuentra al final de la Avenida de Miraflores, en donde, hace ya muchos años, se encontraba un viejo caserío con una parra de uva de txakoli muy hermosa. Justo en ese punto acaba el Municipio de Bilbao y empieza el de Etxebarri, al que corresponde. Como dice la bilbainada “Los bilbainitos en el verano, txakoligorri suelen beber, bajo las parras de Puente Nuevo, buenas ‘moskorras’ suelen coger”.

Puente o Viaducto de Miraflores

La fecha de su apertura fue el 28 de Abril de 1.995 y sus autores fueron los ingenieros Juan José Arenas de Pablo y Marcos Pantaleón. Como dato curioso, lo componen veintiocho columnas y un arco monumental de 50 metros de altura, convirtiéndose en la primera infraestructura de comunicaciones del nuevo Bilbao.

Puente de San Antón

Hablar de este puente es hablar de la historia de Bilbao. Se cree que se abrió antes de la fundación de la Villa en el año 1.300, fue durante siglos el único puente que cruzaba la ría. Los bilbaínos de aquel entonces emplearon todos los recursos legales, y hasta violentos, para impedir que otro puente les arrebatara el monopolio en las comunicaciones entre las dos orillas. Es el emblema de Bilbao y este puente viejo, llamado, también, “la puente vieja” está reflejada en su escudo. Fue paso obligado para el comercio de Vizcaya con Castilla, tras el privilegio otorgado en tiempos de doña María Díaz de Haro. Las múltiples riadas de los últimos siglos lo derribaron en múltiples ocasiones hasta que el Ayuntamiento decidió sustituirlo a finales del siglo pasado, hacia 1.870, por uno nuevo, que sería el actual situado, a diferencia del anterior, por delante de la iglesia de San Antón. Este puente nuevo fue reedificado, una vez más, en 1.937, después de su voladura durante la Guerra Civil. Las inundaciones de 1.983 también le provocaron importantes daños.

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Puente peatonal de la Ribera

Abierto en 1.939, primero fue un puente colgante suspendido por cadenas, más tarde estaría colgado por cables metálicos. En 1.833 el rey Fernando VII tuvo el valor de cruzarlo en su inauguración, de ahí la canción  “No hay en el mundo/ puente colgante/ más elegante/ que el de Bilbao/ Porque lo han hecho/ los bilbainitos/ que son muy finos/ y muy salaos.” En 1.881, fue sustituido por otro puente de hierro, conocido como el “Puente de Hierro”, que también fue volado en la contienda de 1.937. En 1.939 se construyó el nuevo puente peatonal o pasarela de La Ribera, que, hasta 1.980, se le conoció con el nombre de “Puente de Ortiz de Zarate”.

Puente de la Merced

Para los despistados se trata del puente de Bilborock y que os lleva directamente a locales como el Badulake o el High, se inauguró en 1.891, sustituyendo a otro de madera demolido en 1.874. El puente que lleva su nombre por el convento de La Merced se reconstruyó después de la Guerra Civil, hasta 1.980 llevó el nombre de “Puente del General Sanjurjo”. A partir de este año retomó el nombre original.

Puente del Arenal

Nació por la necesidad de comunicar a los vecinos de las siete calles con los de la República de Abando, hasta entonces unidos a través de barcas, el Puente de San Antón o el de San Francisco. Al principio fue de estructura metálica y se construyó sobre 4 pilastras de piedra en la Ría, creando cinco arcos. La propia reina Isabel II, que diera nombre al puente, quiso ver el puente durante su visita en 1.865, de ahí viene la tonadilla “Disen que viene Erreina/visitar Bilbora/disen que viene Erreina/visitar Bilbora/la Prínsipe chiquito/con ella te vendrá………….”. Este puente de Isabel II o Puente del Arenal, como algunos ya le llamaban , fue el que vio crecer, de verdad, al Gran Bilbao.

Puente del Ayuntamiento

Desde principios del siglo actual, se proyectó un puente nuevo entre Sendeja y la calle de la Sierra, actual calle Buenos Aires, ya en los años 20 se pensó que fuera además móvil. En 1.934 fue inaugurado y en 1.940 reconstruido tras su destrucción, se llamaría “puente del General Mola”, hasta que, en 1.983, se le dio el nombre actual.

Puente peatonal “Zubi-zuri” de Calatrava

Más conocido como el puente de las losetas resbaladizas o el de la alfombra instalada por las numerosas caídas fruto de los resbalones, se inauguró el día 30 de Mayo de 1.997 por el polémico arquitecto Santiago Calatrava. A través de una estructura arqueada de casi 300 toneladas de peso acompañadas de una importante iluminación, une el Campo Volantín con el paseo de Uribitarte. Su gran altura hace posible el tránsito de embarcaciones de no demasiada altura. El problema del suelo resbaladizo sigue sin resolverse y como dato se han cambiado más losetas que si se hubiera renovado todo el pavimento.

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Puente de “La Salve”

Su nombre oficial es el de Príncipes de España, aunque se le conoce más por el topónimo de “La Salve”. Su nombre viene de que cuando llegaban los barcos al puerto de Bilbao por la ría, a la altura del puente es el primer sitio en el que se divisa la Virgen de Begoña y ahí los marineros le cantaban la Salve. Fue el primer puente de España con sistema de tirantes y uno de los pocos con tablero metálico. Con 23,5 metros de altura y dotado de dos ascensores, forma parte del propio Museo Guggenheim, ya que el arquitecto Frank Ghery quiso integrarlo en la fisonomía de la propia pinacoteca. Además con motivo del décimo aniversario del Museo, se inauguró, en este Puente, la gran puerta roja del artista Daniel Buren.

Puente peatonal “Padre Arrupe”

Este puente o pasarela, con forma de libélula, une el Paseo de la Ribera de Abandoibarra con la Avenida de las Universidades y con la misma Universidad de Deusto. Tiene una longitud de 140 metros y una anchura de 7 metros. Se han habilitado 6 accesos, 3 en cada margen de la ría. Su nombre “Padre Arrupe”, recuerda al insigne bilbaíno y jesuita, al pisarla tendrás la sensación de estar pisando la cubierta de un barco.

Puente de Deusto

Aunque desde su inauguración funcionó como puente móvil,  hoy en día y desde 1.995, no se utiliza como tal y únicamente lo ha hecho con motivo de celebraciones muy concretas, como en 2.008 para la regata “Ingenieros-Deusto”.  En 1.939, el Ayuntamiento puso el puente en funcionamiento con el nombre de Puente del Generalísimo. En 1.979 volvió a tener su nombre anterior.

Puente de Euskalduna

Abierto en 1.997 de la mano del arquitecto Francisco Javier Manterola, este viaducto, situado entre la plaza del Sagrado Corazón y Botica Vieja, está coronado por una torre de iluminación de 45 metros de altura y supone un complemento a edificios emblemáticos como el Palacio Euskalduna o el Museo Marítimo con su grúa Carola.

Por el camino de la historia se han quedado puentes que ya no están como el de San Francisco o el de los Fueros y otros que vendrán como los de la futura Zorrozaurre, alguno de ellos ya en construcción.

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