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Propósitos de año nuevo que no vas a cumplir

Los propósitos de año nuevo son las primeras víctimas del año, amigas, sin haberse aún formulado ya sabemos que no se van a cumplir. Los propósitos de año nuevo tienen la misma credibilidad que la declaración de la renta de un concejal de urbanismo, ninguna; pero paradójicamente ahí siguen formulándose año tras año.

Cada diciembre, entre comida y comida, con dos copas de más o de menos, antes o después de vomitar el pudín de marisco, compartimos nuestras inquietudes y formulamos nuestros propósitos para el año que llega, aún a sabiendas de que nunca los vamos a cumplir.

No sé si es que somos unas ingenuas o más optimistas que la profesora de solfeo de Paquirrín, tías.

Sin embargo yo soy un amante de las causas perdidas, como la madre de Paquirrín, y en las próximas líneas pretendo demostrar que los propósitos de año nuevo no sólo son necesarios, amigas, es que deberían ser de obligado cumplimiento.

Perder peso
En el 2014 te propusiste bajar 2 kilos, en el 2015 cuatro, en el 2016 ya eran seis, en el 2017 ocho y en este año 2018 que recién comienza y visto el poco éxito de tus dietas, decides luchar contra los patrones de belleza impuestos por esta sociedad capitalista, materialista y opresora.

En tan solo 4 años pasas de ser una mariquita superficial a una marica concienciada. Aquí se demuestra que los propósitos de año nuevo crean conciencia, tías.

Apuntarse al gimnasio
Los gimnasios son esos lugares que permanecen llenos a rebosar durante los primeros tres meses del año y vacíos el resto. Y con tan sólo tres meses de actividad viven un montón de familias, tías. Los que hacen las pesas, los que alicatan los baños, los que embotan las proteínas, los que trafican con esteroides, los de mujeres y hombres y bíceps y berzas… y así ad infinitum.

Esto demuestra que los propósitos de año nuevo crean empleo, amigas.

Aprender idiomas
Todos nos hemos propuesto alguna vez aprender un idioma, aún hablando mal el nuestro, y nos hemos comprado los tres primeros fascículos de Planeta Agostini o nos hemos apuntado a una academia. De hecho yo tengo un amigo que sabe saludar en 16 idiomas, incluido el idioma de los sordos, lo que implica el pago de 16 matrículas con las consiguientes mensualidades, lo que ha hecho de la filología una carrera con más salidas que la A8, amigas.

Además, nuestra obsesión con los idiomas ha conseguido propulsar programas internacionales como el Erasmus, que nos ha hecho abrir la mente e incluso las piernas por encima de nuestras posibilidades, lo que ha incrementado la natalidad y el mestizaje y la increíble posibilidad de hacer botellones en diferentes idiomas, y así, además de emborracharnos, nos culturizamos.

Esto demuestra que los propósitos de año nuevo crean empleo, alianzas internacionales y nos proveen de niños y niñas que algún día nos pagarán la jubilación.

Dejar de fumar
Dejar de fumar es el proposito de año nuevo por antonomasia, y aunque casi nadie lo cumple y eso es aparentemente un drama en toda menstruación, que esto suceda es maravilloso, tías.

Cuando se deja de fumar las farmacias aumentan el volumen de negocio, las farmacéuticas engordan sus cuentas de beneficios vendiendo mierdas que no sirven para nada, como los chicles de nicotina, los productores de pipas aumentan la producción como si la población mundial de loros se hubiera cuadruplicado repentinamente, la gente compra toda clase de artefactos para minimizar la ansiedad lo que hace que el PIB chino suba dos puntos, y para colmo cuando la ansiedad ya resulta insoportable y todas corremos a retomar el vicio, lo hacemos con tantas ganas que fumamos lo que nos toca fumar y tres veces lo que no habíamos fumado.

Este propósito por si solo podría ser el responsable de mantener el sistema capitalista tal y como lo conocemos maricones, que somos muy viciosas.

Ser mejor persona
Yo todos los diciembres me propongo ser mejor persona, amable con mis vecinos, educado con mis conciudadanos y cariñoso con mis familiares, y el día de reyes termino insultando a mi cuñado, consiguiendo el mejor roscón a codazos en el súper y vomitando en el portal el empacho, que ya bajará la vieja cotilla del primero a limpiarlo.

Vale, dejad de proponeros ser mejores personas, mejor os ponéis a dieta, os apuntáis al gimnasio o a una academia de swahili… que la que es mala, muere mala, nenas.

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