Luz Gas
Quedamos con Ana un viernes por la mañana y da la sensación de que estamos charlando en el backstage de un espectáculo que arrancará pocas horas después. Los proveedores de bebida van y vienen, la calle es un ir y venir de coches y furgonetas y la jefa sonríe pensando en una nueva edición de ‘El lanzador de cuchillos’, su particular cabaret-protesta. Da la sensación de que la crisis esquiva a Luz Gas, un pintoresco local bilbaíno que no puedes pasar por alto.
Ana empezó su aventura frente a Luz Gas hace ya 13 años. Abrió sus puertas un “día huracanado” de noviembre y contó con un invitado de lujo para inaugurar la famosa pizarra del local: El cineasta bilbaíno Alex de la Iglesia dibujó su firma un 30 de noviembre del 2000, dando el pistoletazo de salida a la historia de uno de los bares más singulares de Bilbao.
“No sé si este local es diferente o no, pero la esencia, el espíritu de este lugar, es el querer vivir de otra manera. La hostelería se puede combinar con muchas cosas, y tú puedes hacer un espacio en el que tu forma de vida no tiene que ser estrictamente una putada”. Cuando habla, parece que Ana ha abierto el bar hace una semana. Conserva intacta la ilusión que la empujó a poner su propio negocio, más aún desde que inauguró ‘El lanzador de cuchillos’ hace ya año y medio. Una performance en forma de monólogo que no deja títere con cabeza. “Nació como un proyecto artístico personal, pero se ha unido mucha gente. Se llama así porque lanzamos todo tipo de mensajes, hablamos de la vida real, de lo que nos pasa día a día. Lo transformas con un poco de ilusión y haces de ello un montaje”.
Todo ello hace que Luz Gas no sea un bar convencional del Casco Viejo de Bilbao. “Es un sitio lleno de ilusión e imaginación”. Cuenta nuestra protagonista que lo que allí ocurre cada día no está planeado, sino que es “la improvisación del momento” la que crea situaciones mágicas. “Aquí hay magia, te lo puedo asegurar. Yo creo que aquí debajo tenemos un imán o algo que atrae la energía de la gente… “.
Quiere que subrayemos que Luz Gas es como el salón de la casa de un amigo, a la que acudes para hablar de las cosas cotidianas y para intentar “cambiar el mundo”. “Este no es un bar impersonal, es como un local de autor. Aquí hay un algo, y no sabes por qué pasan las cosas”. A esta altura del relato, el lector se preguntará cuáles son esas cosas que ocurren en Luz Gas. Ana nos cuenta algunas: “Ha habido muchísimos momentos mágicos, sobre todos los domingos por la noche. Aquí ha habido sexo en directo, hemos convertido en bar en un salón de baile, hemos puesto boleros, bailado… Todo dentro del bueno rollo y de la creatividad… ¡Y sigue pasando, eh!”.
Los protagonistas de estas correrías, los clientes, son “variopintos”, según la jefa. “Hay desde creadores, locos con carné, intelectuales… Hay un poco de todo entre la clientela, pero sobre todo gente muy buena, muy noble”. Son clientes “muy formales”, de los que se van después de pagar, y de los que no protagonizan incidentes violentos. “Lo que viene por aquí es lo que hay en todas partes, los cuatro elementos de siempre, que hay en todos los lugares. Eso sí, aquí no se les sirve”, dice firme.
Si tú también quieres formar parte de la selecta clientela de Luz Gas, acércate cualquier día de la semana a la calle Pelota del Casco Viejo, y disfruta de la magia. Recuerda que el ‘Lanzador de Cuchillos’ es algo que sólo ocurre los viernes, a partir de las 21:00 horas, y que es una iniciativa en la que tú también puedes participar. Si nos permites un consejo, tómate antes unas cuantas cañitas, ¡lo disfrutarás el doble!