Lucía Etxebarria y Paz Vega contra el colectivo trans
Etxebarría escribió un post en contra de compartir baño con «personas con pene funcional», Paz Vega la apoyó con un corazón y el colectivo trans las califica de «tránsfobas».
No es la primera vez que la escritora hace alarde de su transfobia, pero en esta ocasión, un ‘emoji’ con forma de corazón apollándola y publicado por la actriz Paz Vega, ha hecho encender las redes sociales con todo tipo de comentarios en contra y a favor.
La polémica se remonta a la entrevista de Isabel Gemio a Rosa María García, autora trans. «Me dicen que si tienes pene y testículos, tu baño es el de hombres», explicó la entrevistada, unas palabras sobre las que Etxebarría reflexionó, después, en su perfil de Instagram: «Yo no quiero compartir un cuarto de baño o un espacio cerrado con una persona que entiende por diálogo un bate de béisbol o que tiene un pene funcional, por simple cuestión de precauciones».
También recordó que el mismo día “en que agredían a una mujer transexual, había habido diez violaciones”, y que al día siguiente “asesinaron a una mujer en Donostia”. “Pedro Sánchez expresó su solidaridad con la mujer trans agredida pero no con las mujeres violadas ni con la mujer asesinada: yo no tengo por qué elegir entre un partido u otro. Mostrar la misoginia del PSOE no me convierte automáticamente en seguidora del PP o de Vox. Ahora decidme si vosotras os quedaríais solas con Rosa María en un cuarto de baño. Decidme si entendéis mi postura. Decidme si creéis que el PSOE apoya a las mujeres violadas”.
Tras leer la publicación, Paz Vega ha respondido con un corazón violeta (color que se asocia a la lucha feminista), lo que la propia Etxebarria ha agradecido públicamente: «Gracias. No sabes lo enormemente importante que es esto para mí». Gesto que no ha gustado a Rosa María García.
De esta manera, los comentarios sobre la postura de la actriz de Siete vidas no se han hecho esperar. Por un lado, están quienes la apoyan con la etiqueta «#YoApoyoaPazVega» y, por otro, se encuentran las personas que la tachan de «tránsfoba».
Nuestra alianza con el feminismo se resquebraja con la con la transfobia y las personas LGBTIQ+ no somos el enemigo. El enemigo es el patriarcado. Debemos construir movimientos más fuertes, donde la gente se relacione de una manera más estrecha y para ello tenemos que dejar atrás esa época de individualismo exacerbado de la que venimos. Las personas que no respondemos a lo que el heteropatriarcado esperaría de nosotras tenemos que estar más organizadas, al menos tanto como la gente conservadora, que se reúne un rato todos los fines de semana en sus templos. En torno a una nueva religión atea/agnóstica, no dogmática, feminista, antirracista, ecologista y aliada de los movimientos LGTBIQ, lo conseguiríamos, y seguramente se formarían muchas comunidades. En infinito5.home.blog escribo sobre el