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Los niños tienen pene, las niñas tienen vagina (pero no siempre)

Si de algo ha servido la transfóbica tournée del esperpéntico autobús de Hazte Oír ha sido para darnos cuenta de que hay una parte de la sociedad que no está preparada para aceptar a las personas que no se sienten identificadas con el género con el que han nacido y que nos queda mucho camino por recorrer en este sentido. Por esto hemos querido personalizar el problema y hablar en primera persona con Nahia. Sus padres le pusieron otro nombre, masculino. Vivió una infancia difícil en la que se veía obligada a esconder su verdadera personalidad y su vida, hasta convertirse en la mujer que es a día de hoy, no ha sido, ni mucho menos, un camino de rosas.

Blue.- ¿Cómo recuerdas tu infancia?

Nahia.- Mi infancia fue un poco dura porque cada vez que me mostraba tal y como era, la gente reaccionaba mirándome de manera extraña, me cohibían y fui encerrándome poco a poco en mí misma. Me hice bastante introvertida y dejé de comportarme tal y como yo era.

B.- ¿En qué momento tomas consciencia de lo que te ocurre?

Nahia.- En mi caso tardé bastante en darme cuenta de lo que me pasaba y que necesitaba un cambio de sexo, fue cerca de los 20 años. El paso lo doy en una celebración del orgullo gay, salgo por primera vez vestida totalmente de mujer y veo que realmente es así como me siento a gusto. Me mostraba más feliz, más extrovertida… Fue duro volver a casa y contárselo a mis padres.

B.- ¿Cómo reaccionaron ellos?

N.- Al principio no lo entendieron y fue duro, lo pasé bastante mal. Se convirtió en un gran obstáculo el que mi familia no lo aceptara y que no supiéramos entendernos ni convivir, por eso me fui de casa.

B.- ¿Has tenido problemas a la hora de buscar trabajo?

N.- Al comenzar el cambio de sexo es muy complicado encontrar trabajo, la gente te rechaza. Haces entrevistas de trabajo y en cuanto entras por la puerta se les cambia la cara porque se dan cuenta de que eres transexual. Por la foto del currículum y el nombre femenino ni se lo imaginan y te das cuenta que en cuanto te ven ya no te juzgan de la misma manera. Fue realmente difícil encontrar un trabajo, algo que te dificulta aún más el seguir adelante.

B.- ¿Has encontrado ese rechazo en otros ámbitos de la vida cotidiana?

N.- También es muy duro el rechazo de la sociedad en general. A veces te hacen sentir como si no fueras persona. Por ejemplo, al principio me costaba muchísimo ir al supermercado porque la gente no dejaba de mirarme. Al comienzo del cambio usaba pelucas y mi aspecto no era el de hoy en día, se me notaba más y la gente me miraba como con rechazo. Duele mucho que te miren así, estaba tan incómoda que entraba con intención de comprar unas cosas y salía sin saber lo que me había llevado. También tardé bastante en coger el metro porque me miraban demasiado y me agobiaba. Y a la playa o la piscina no he ido hasta este año porque la gente te mira como si fueses un bicho raro, pero no lo eres.

B.- Supongo que conoces más chicas que han pasado por el mismo proceso, ¿lo viven con la misma naturalidad que tú?

N.- Conozco a varias chicas como yo. Hay de todo, más activistas y otras que pasan del tema. Unas lo llevan mejor y otras un poco mal pero todas, o casi todas, sentimos que hay cosas que debería cambiar la sociedad con respecto a nosotras.

B.- ¿Qué crees que se puede hacer para que la sociedad vaya cambiando esas cosas?

N.- Se debería empezar por educar a los niños en el colegio sobre qué es un chico o una chica trans igual que se le educa en sexualidad o cualquier otro ámbito. Como hay charlas sobre seguridad vial impartidas por gente con secuelas tras un accidente, creo que también deberían poder dar charlas chicos y chicas trans para contar nuestra realidad, que nos vean.
También necesitamos que se nos den oportunidades laborales durante el día, no solo en trabajos de noche, no somos solo espectáculo. Se nos podría poner en trabajos de cara al público, como comercios, para visibilizarnos y darnos normalidad. Además considero que la mayoría de nosotros, tanto chicos como chicas, tenemos un gran sentido de la estética y la moda y creo que las marcas deberían estar encantadas de que trabajemos para ellas.

B.- ¿Qué mensaje o consejo darías a un o una joven trans que esté empezando el proceso de cambio?

N.- El consejo que le daría sería que tenga paciencia y constancia. Que es un proceso duro en el que tienes que tener las cosas muy claras, saber muy bien lo que quieres. Que es un proceso largo y que no se agobie porque el cambio le parezca muy lento. Que tenga fuerza porque la sociedad todavía no está preparada y va a tener que soportar ciertas cosas. Pero le animo a seguir adelante porque seguramente sea lo más bonito que va a vivir en la vida y lo que más felicidad le va a dar.

B.- ¿Cómo es tu vida en este momento?

N.- A día de hoy estoy muy bien con mi familia. Estoy trabajando de camarera y también bailando. Ahora mismo llevo una vida bastante tranquila. El año que viene empiezo a estudiar farmacia. En este momento me encuentro genial con todo mi entorno y no podría decir nada negativo, todo lo contrario.

B.- Si pudieses volver atrás, ¿cambiarías algo de lo que has hecho o cómo lo has hecho?

N.- Pues no, porque ahora mismo estoy super orgullosa de lo que soy. Gracias a todos los errores y a todas las cosas que he hecho bien me he convertido en esta mujer que soy, así que no puedo decir otra cosa. Estoy orgullosa de ser yo, de ser transexual y de haber conseguido todo lo que he conseguido, así que no cambiaría nada, lo volvería a hacer igual.

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