Fangoria
Traen bajo el brazo una buena colección de canciones pensadas para robots románticos. Seres que opten por el pensamiento pragmático y repudien el criticar por criticar. Fangoria sigue proclamando sus mensajes de siempre, aderezados con ritmos irresistibles y una presentación cuidada hasta el último detalle. Ellos, Alaska y Nacho, mantienen intacta la complicidad que les une desde hace décadas, y se miran a los ojos en cada respuesta. Lo suyo es amor romántico, por mucho que insistan en cuestionarlo desde el púlpito una y otra vez. Tres años después de tenerles frente a frente, el encuentro con BLUE transcurre en plan “charla de amigas”. Y eso, en los tiempos que corren, es de agradecer y quitarse el sombrero.
BLUE.- Lo primero, agradeceros que en cada ‘promo’ hagáis una paradita en Bilbao…
Alaska.- Somos muy antiguos a la hora de hacer promoción. Siempre hacemos todo, nos gusta venir a Bilbao y, estando aquí, tenemos que veros a todos. Aún así, realmente depende de los presupuestos, claro, que te lleven o no te lleven.
B.- Sí, pero da la sensación de que tenéis una relación especial con Euskadi…
Nacho.- Sí, sí, venimos desde Los Pegamoides. Y yo, cuando tengo más de cinco días seguidos, me voy a Iparralde.
A.- Ahora tenemos presupuesto y nos traen de promoción, pero cuando no teníamos nada de eso, Fangoria también venía. Recuerdo un concierto en las terrazas de Abando cuando todavía estaban construyendo el Guggenheim. No teníamos discográfica, pero aún así veníamos a tocar.
N.- Si hasta hemos hecho los Halloween de Bergara, hemos hecho un par…
A.- Es verdad, tomamos las calles de Bergara, la gente que venían de otras ciudades y pueblos venían vestidas por las calles de Bergara… Y en Distrito también hemos estado, veníamos mucho a pinchar.
N.- Yo estuve a punto de ser fijo como DJ en un pueblecito de Gipuzkoa que tenía un local que se llamaba el Zulo, pegado a San Sebastián. Era un pueblo muy hardcore
A.- Y ahí también tocamos. Me acuerdo que yo, con mi estatura, me estiraba y tocaba el techo en el escenario…. En definitiva, hemos venido mucho, pero Madrid, Barcelona, Bilbao, San Sebastián, Zaragoza, Valencia… son ciudades que tienen una vida propia. Aquí hay un mundo artístico; igual vas a Soria y no hay ese mundo. Aquí hay artistas y nosotros tenemos relación con ellos.
B.- Damos por hecho que la gira pasará por Bilbao…
A.- Después de las presentaciones en Madrid y Barcelona, seremos como folclóricas. Abierta contratación, y allá vamos.
B.- Oye, ¿y por qué no un BBK Live?
A.- ¿Crees que pegamos en el BBK Live? ¿No es muy rock?
N.- No, no, me han dicho que este año viene New Order…
A.-: Nos encanta tocar en festivales, la verdad, así que estaríamos encantados. Lo que sí tenemos son tres repertorios distintos. Uno para festivales, de una hora o así, concentrado. Luego, en fiestas, un repertorio variado con canciones de Fangoria y Dinarama. Y las presentaciones suelen ser las canciones del disco, más alguna otra de Fangoria. Estamos ensayando tres repertorios en total.
B.- Anunciasteis un parón después de ‘Cuatricomía’ pero, finalmente, no ha sido para tanto…
A.-: Cuando decíamos de parar, hablábamos de dejar de tocar durante el año pasado, y aún así fuimos a México dos veces, porque no podíamos decir que no. Se supone que el disco lo íbamos a hacer tranquilamente, pero me salió ‘Alaska y Segura’, luego ‘Alaska y Mario’… y el disco lo hicimos al final.
B.- He oído que empezasteis por el título. ¿Es algo habitual?
A.- A veces sí, a veces no, pero esta vez sí. En ‘Extraño Viaje’ fue lo último que tuvimos, pero esta vez lo teníamos muy claro. Lo teníamos desde hacía dos años. Es muy curioso porque, aunque parecía que las cosas no iban a salir de la misma forma, al final es como dijimos el primer día. La primera parte del disco hecha por Guille Milkyway (‘La Casa Azul’) y la otra mitad por Jon Klein.
B.- Da la sensación de que os gusta repetir fórmula…
A.- Sí, pero nunca nos permitimos más de tres seguidas, por aquello de no acomodarnos. Lo hemos hecho con Carlos Jean, luego con Sigue-Sigue Sputnik y ahora con estos, que están en la segunda. Les queda una…
B.- La segunda parte del disco ha quedado menos oscura…
A.- Es verdad, ha quedado más equilibrado, sobre todo la primera parte de la segunda parte. El tránsito sí se pretendía hacerlo así. Lo hablamos con Jon, le dimos unas canciones que eran más rítmicas y bailables para ver a dónde se las llevaba y se las llevó a un lado que creo que hace bien el tránsito. Pero si te fijas, el principio del disco tampoco es tan Guille, porque ‘Disco Sally’ es una canción más bien triste. Entonces está bien, está equilibrado.
B.- Contadme la historia de esta tal Sally…
N.- Ella vivía de noche, siempre estaba en Studio54, y dormía por el día. En realidad es una canción sobre el paso del tiempo. Y el término ‘discosally’ ya se lo llamó Neil Tennat a Chris Lowe (los dos Pet Shop Boys)…
A.- Y nosotras a nuestras amigas las llamamos ‘discosally’.
N.- Sí, cuando estamos muy mayores para seguir saliendo, eso es ser una ‘discosally’.
B.- Aquí les llamamos ‘betigazte’s (traducido al castellano, siempre-jóvenes)
N.- Ah, mira, si lo llego a saber lo meto también… ‘betigaztes’, esos son las discosallys.
A.- Esta canción no sólo habla de la historia de Sally. Eso es la vida de una persona, pero también habla a nivel más amplio cronológicamente, como cuando el Homo Sapiens sustituye al Neandertal. Es como que el tiempo es inexorable, da igual que sea tu vida que la humanidad. Va pasando, va pasando, y no pasa nada.
B.- Reconocedme que es un tema permanente en vuestros discos…
A.- (arruga el morro) Es verdad, es verdad. Javier Aramburu, en “Una temporada en el infierno”, cuando diseñó la portada, puso un reloj porque en el disco solo hablábamos del tiempo.
N.- A mí me fascina ver así las cosas, ver que hoy están así y de repente ya no existen.
A.- Yo no tengo una sensación muy diferente a cuando era adolescente.
N.- Yo tampoco, la verdad.
A.- A nosotros nos gustaba pensar que íbamos a ser mayores, nos gustaba la gente más mayor que nosotros. Nos fijábamos en Warhol, en Fernando Fernán Gómez… en gente mucho más mayor. Yo hasta ahora no me he sentido incómoda, no sé lo que nos deparará el futuro…
N.- Es que encima cuando éramos jóvenes no nos llevábamos bien con los otros jóvenes…
A.- Éramos un poco autistas con aquella generación, nunca hemos visto un valor especial en la juventud. Cuando éramos pequeños fantaseábamos con personas muy mayores…
B.- En el disco volvéis a hablar también de quien se dedica exclusivamente a ponérselo difícil al resto…
A: Sí, bueno, en este caso hablamos de la marisabidilla, que es tontorrona, pesada. Quiere apuntillar. Le dices, ’mira qué cojín plateado me he comprado’. Y te contesta, ‘no es plateado, es gris’. Siempre tiene un dato que aportarte. No tiene mala intención, sólo quiere quedar un poco por encima. La que quita la ilusión es un poco más mala y la escorpión es la malísima, pero de eso ha habido siempre. Antes las maneras eran más directas y al mismo tiempo tú tenías más armas.
Por ejemplo, de niño, cuando estabas en el colegio y te llamaban ‘maricón’ a la cara, pueden pasar varias cosas: que vengan tus padres, que pegues una ostia… Pero cuando tú te vas a tu casa y te siguen llamando maricón por el whatsapp o por el Twitter, se siguen riendo de ti o te graban un vídeo, ahí no tienes tantas armas. Es mucho más fácil que te llamen maricón a la cara para enfrentarte y responder. Si tienes un carácter como el que tenía la Susi, pues te peleas con todas las del colegio y al final dejas de estudiar porque te has enfrentado con todas. Vale. Pero no te vas a casa con terror y amargura.
N.- A ver, nosotros tenemos ya más de 50 años y nos han llamado de todo desde el principio, tenemos la piel muy dura ya y estamos curados de espanto. Pero la gente que empieza es tremendo…
B.- Por cierto, ¿qué os parece el uso que se le da a Twitter contra artistas y personas famosas?
A.- No lo usan distinto con los artistas o con los anónimos. Hoy en día hay una cosa que sí se ha igualado, que es el hecho de ser famoso o el hecho de no serlo. Tú o tu primo, que no lo conoce nadie, tenéis las mismas posibilidades de ser acosados, alabados, de que se enamoren de vosotros o de que os odien…, si es que os exponéis en las redes.
N.- Nosotros no tenemos ni Twitter ni Facebook, vivimos al margen de todo eso. Yo vivo en el mundo real, el mundo de Twitter y Facebook no me interesa.
B.- Una y otra vez lo repetís en vuestras letras. Huis de la gente negativa, y de las “pesadas” que os chupan la energía…
N.- Totalmente. Yo cuando cumplí 50 años lo decidí y me dije, ‘hasta aquí hemos llegado’. La gente que está continuamente hablando mal de otras personas o se está quejando de lo mal que le va… ¡no! Cuando cumplí 50, a cinco o seis personas que eran de mi entorno les dije: ‘oye, no me volváis a llamar, no me volváis a hablar, olvidaros de mí’. Y me preguntaban: ¿pero por qué, qué ha pasado? Y yo les dije, ‘no ha pasado nada, pero vamos a dejar pasar diez años, y luego ya veremos’. Yo paso, personas que están hablando mal de ti y luego te sonríen… por ahí no paso.
A.- Tú imagínate que estamos aquí y vienes a hablar mal de él (señala al fotógrafo). Pues a mí ya me parece una mala carta de presentación tuya. No viene a cuento.
N.- Con esa gente, o sigues el juego y te metes ahí, que es un coñazo, o cortas, y no pasa nada.
A.- Yo creo que a todos nos pasa esto. Todos elegimos nuestro círculo de personas con las que queremos divertirnos, compartir la vida o salir a bailar.
N.- Lo mío fue con el disco ‘Absolutamente’. Ahí hay una canción que se titula ‘Perdiendo los papeles’. Y cuando a mí me pasó esto y le dije a uno ‘vete a la mierda no me vuelvas a llamar’, él me dijo: ‘me parece que estás perdiendo los papeles’. Y le dije… ¿Ah sí? Pues canción que te va. Y en esa canción le digo “Ya estoy harto de combatir la estupidez, perdiendo los papeles otra vez”. Por cierto, esa persona es de Bilbao y no la he vuelto a ver.
B.- Un clásico en las entrevistas. Habladme del título…
A.- Es una paradoja. Un robot romántico, se supone que está estropeado, no puede ser.
N.- Es como la música techno que tiene melodía de voz, es para robots románticos. Por ejemplo, Kraftwerk no. Pero hay música techno que es melodiosa, pero que es muy minimalista a la vez, esa es para robots románticos. La de Krafterwk es para robots secas…
B.- ¿Sabíais que en octubre vienen al Guggenheim a tocar?
N.- Hemos tocado ya una vez con ellos y yo les he visto más veces… hacen siempre lo mismo. ¿Cuántos años llevan haciendo lo mismo? Son piezas de museo.
A.- Bueno, pero por eso está muy bien que estén en el museo. Ellos lo inventaron y deben estar en el museo.
N.- Es un espectáculo digno de ver, hay que verlo una vez en la vida… ¡y es en 3D!
B.- Hablemos de amor. En vuestras letras habláis de la química pura como mecha de los sentimientos, pero ambos tenéis pareja… ¿Creéis o no creéis en el amor romántico?
A.- En esto no es que estemos divididos, es que Nacho lo niega tajantemente.
N.- No creo en el amor romántico, creo en la atracción sexual. Cuando tú estás en un sitio y dices, ‘creo que me he enamorado de esa persona’… no es verdad, te atrae mucho sexualmente. Y cuando la conoces y da para más de un polvo, para muchos polvos, se transforma en otra cosa, que no sé cómo explicar, pero eso no es amor, aunque te de pereza conocer a otras personas.
A.- ¿Pero cuando pasan más de veinte años como en tu caso? ¡Es que no le quiere llamar amor! (carcajadas) ¿Tú querrías cambiar tu situación actual?
N.- No, no (rotundo). A ver, yo le llamo… emm…. No lo sé, hace falta un término nuevo, pero amor no funciona. Una cosa es la obsesión, la atracción sexual…
A.- Pero cuando pasas el punto de obsesión de atracción y pasas a otra fase…
N.- Sí, pero muy poca gente pasa a otra esa fase.
A.- Eso es verdad.
N.- El resto es en plan “se nos murió el amor”… y se separan. Es como cuando los hombres cogen una mujer más joven. Eso quiere decir que ahí no ha habido nunca amor.
A.- En el caso de nuestras letras, nos gustan las letras tremendistas, las de rancheras, las de los boleros, y la copla…
N.- A ver es que una relación de más de 20 años no interesa a nadie porque es aburrida si no estás dentro. Pero las otras, las de crímenes pasionales, esas son las de verdad.
A.- Si fuéramos a hablar de nuestras relaciones sería: “el domingo por la tarde cogí un libro y vi la tele”… No, es mucho más divertido lo tremendo para la ficción. Y nuestras letras son ficción.