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Bizkaia by… La Otxoa

Con ella nació nuestra revista. Es nuestra embajadora más veterana e internacional. Una luchadora desde su juventud que revolucionó, primero el barrio de San Francisco, después Bilbao y también países como España o Francia. Se ha codeado con las más grandes, enseñó Bilbao a divas como Rocío Jurado o Lola Flores. Ahora comienza una nueva etapa, una vez cerrado su emblemático local de la calle Lertxundi. Nos cuenta que seguirá actuando y viajando, pero más tranquila. Hay voces que hablan de hacer un museo en su honor en San Francisco, pero no hay nada confirmado. Siga la idea adelante o no, está claro que Bizkaia tiene una deuda pendiente con ella. Hoy os mostramos Bizkaia by Jose Antonio Nielfa, La Otxoa:

la otxoa

Jose Antonio es de familia hostelera y desde muy pequeño ha tenido una intensa relación con la gente. Es muy sociable y jugaba mucho al fútbol, iba a ver al Athletic, al cine, al teatro… Su madre eran cinco hermanas que para él eran cinco madres y sus primos eran sus hermanos. Recuerda su infancia con mucho calor humano a su alrededor. “A los 11 años ya trabajábamos en el bar de la familia, sin cobrar claro…” nos cuenta.

Eran años muy difíciles, “llegada la adolescencia las inquietudes son muy diferentes, te das cuenta de que eres distinto, que no hay información… Yo decía que un niño que tiene estas tendencias tiene que ser completamente natural y esa era mi lucha”. Primero tuvo problemas en casa y se tuvo que ir. Se fue a Torremolinos, Madrid y Barcelona, una turné para seguir descubriéndose y donde empezó a cantar como chico. Pero se veía muy tímido y decidió crear el personaje. Entonces, con 18 años y en Barcelona nace “La Otxoa”.

Tras este paréntesis, La Otxoa vuelve a Bizkaia. La prematura muerte de su ama le devolvió a su tierra, aunque en ese año negro, en el cual también perdió un amigo con 25 años de cáncer de pulmón, daría el salto al estrellato. Fue en la Aste Nagusia del 1979 y en su txosna, la de Federico Ezkerra. Unos periodistas querían hacer un vídeo para reivindicar el feminismo y le pidieron que se vistiera de La Otxoa para cantar. “El Arenal estaba a rebosar, increíble, todo a tope hasta el Arriaga, la gente estaba encima de los árboles…”, rememora nuestro invitado.

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Reconoce que no le gusta el peloteo y tonteo que hay a la hora de elegir el encargado/a de dar inicio a la Aste Nagusia. Puede ser cualquier bilbaíno, no tiene por qué ser un personaje popular. Y cuando le preguntamos si lo haría: “Ya no estoy en forma para ser pregonero, es mucho ajetreo”. Dice que le tiran indirectas y que ha podido serlo desde muy  joven pero ahora, con 69,  no le apetece: “Para hacer lo que hizo Mariví Bilbao, que lo hizo muy bien, que la ponían en paparrús a ella, pues no, no tengo ninguna ilusión”.

Si hacemos un repaso a los rincones donde ha vivido Jose Antonio podemos movernos desde San Francisco hasta la calle Iturribide del Casco Viejo (cuando las inundaciones se mudó al piso que está al lado de su bar), pasando por Santutxu, donde se mudaron antes de la muerte de su ama. Actualmente reside entre el piso que tiene encima de su local ya que el chalet de Algorta le pilla a desmano y dice que “como ya no te puedes tomar ni un vino ni una cerveza para conducir me resulta más incómodo”.

Entre los lugares que recuerda con especial cariño nos destaca uno en especial. Se trata de la playa gay creada por ellos mismo en Bidezabal, debajo del molino. Allí realizaban sus “reuniones clandestinas” pese a que algunos ‘chulitos’ les tiraran piedras desde arriba. “Nosotros nos lo pasábamos bomba y esa zona me encantaba”. Al mismo tiempo, disfrutó mucho del Casco Viejo de aquella época, “era otra cosa, ahora prefiero la zona del ensanche, la calle Eros y los bares de moda de la zona”.

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Cierra su local porque “la noche ya no es lo que era” y no le gusta la hostelería de ahora, y porque él ya está jubilado desde hace cuatro años. “Por un lado mis sobrinos no querían estar y creo que la gente sale a la calle a beber, no a divertirse y a ponerse guapo o a ser glamuroso, es completamente distinto. Antes había muchísimas más alternativas, había espectáculos y había un circuito donde socializar entre el Tiffanys, el Garden y otros muchos…”.

“Los bizkaitarras me han apoyado mucho. La intelectualidad de la época sobre todo, me han hecho canciones, Amaia Uranga, Oskorri o Pedro Olea por ejemplo. A nivel de prensa igual, El Correo, entre otros, siempre ha estado a mi lado”. También le preguntamos sobre su relaciones con grandes como Rocio Jurado, Massiel, Lina Morgan o Lola Flores. “La Flores amaba Bilbao”. Dice que a todas ellas les encantaba comer aquí y les llevaban al Rogelio o al Perro Chico dónde además de la comida se sentían muy bien tratadas por Santi y por Segundo. Tampoco se olvida de mencionar el Hotel Ercilla, que siempre ha mimado a los grandes artistas que han pasado por la ciudad.

• Un lugar para comer: El Grand Prix, enfrente de La Otxoa, el bar.
• Para potear:  Me gusta el Mr Marvelous, de la calle Heros.
• Un lugar para el espectáculo: El Arriaga, ha sido el teatro de mi vida y de mi niñez.
• Un compañero/a con label: Todos mis amigos que me han sido fieles y yo a ellos, son muchos. Si digo uno se enfadan.

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