Auto Crítica Gay
Recién pasado el Orgullo, todavía con el sabor de la brillantina y de lo que sea que te hayas llevado a la boca, te proponemos hacer un ejercicio de autocrítica LGBTQ a través de un repaso a las fobias que día sí y día también ponemos en práctica a la hora de ligar. Porque una cosa son los gustos de cada uno/a, respetables todos of course, y otra cosa es discriminar y apartar a determinadas personas simplemente porque vistan de una manera concreta o hayan cumplido ya la cuarentena. Parece que es lo mismo pero… ¿lo es realmente?
ABSTENERSE LOCAZAS
Sí, con este tema somos muy pesadas, y más que lo vamos a ser, porque es el problema más gordo que actualmente tenemos dentro de la comunidad LGBT. Según un estudio reciente de Cal Strode (Reino Unido y Estados Unidos), uno de cada tres gays que se define “sin pluma” asegura que los que sí la tienen “manchan la imagen de los homosexuales en general”. Vamos, que directamente los expulsan (imaginariamente) del colectivo. Aún hay más… El 35% de los gays orgullosos de que no parecer afeminados (tócate las narices) dice identificarse más con el colectivo hetero “porque es menos extravagante”.
Tampoco es plan de dar una chapa de nueve párrafos, pero detrás de este rechazo ciego a la pluma no hay más que machismo. Sí, como lo lees. Todo aquel que discrimine y odie la pluma así porque sí no es más que un machista de cabo a rabo. ¿Qué tiene de llamativo o especial la pluma? ¿Gestos y movimientos corporales asociados a la mujer? Y eso… ¿qué tiene de malo?
Imagínate que todos los gays que apoyan la pluma deciden unirse contra el tipo de homosexual que se define “masculino” o al que en Grindr solo busca “macho para macho”, y se proponen arruinar la vida a estos “machirulos”. Sería una especie de Guerra Mundial que, advertimos, no sabemos cómo podría acabar… Porque serás muy macho, pero no conoces bien el dolor de la pluma, guapa.
Abre tu mente, piensa porqué rechazas la pluma sea quien sea la persona que tienes delante, y a pesar de que te parezca atractivo o interesante. Pregúntate porqué es un factor determinante para decidir que alguien te gusta o no, o incluso para discriminarlo dentro de un grupo de amigas. El problema, cariño, lo tienes tú.
Recomendación BLUE: Échate un baile y canta bien alto este verano “No más plumofobia”, el último (y acertadísimo) hit de Yogurinha Borova.
GUSTOS Y AFICIONES
Pensamos que casi todas nuestras fobias internas van, de alguna manera, relacionadas a la plumofobia antes mencionada. Esta segunda desde luego sí. Y es que, aunque el individuo en cuestión con el que has quedado para conocer y tomar “una birra” no tenga pluma como tal, tendemos a poner nuestra lupa al 200% para ver si casa con nuestras aficiones y gustos. Y discriminamos, sin dar una sola oportunidad, al amante del ballet, a quien sigue con interés Eurovisión, o a quien disfruta con la moda arriesgando en estilismos que a ti te parecen imposibles. Por el contrario, si alguien nos dice que practica el surf día y noche, que acude cada domingo a San Mamés, o que escucha Indie nos resulta, automáticamente, más interesante y morboso. ¿No es lo mismo que te gusten unas y otras cosas? ¿Acaso no volvemos a caer en el machismo más retrógrado discriminando solo porque las aficiones están más relacionadas con los típicos gustos femeninos?
Estás leyendo el párrafo, y piensas: pero si a mí no me atrae este tipo de gente… ¿soy machista? Pues en cierta manera sí, amiga. Lo único que te pedimos y proponemos desde este humilde artículo es que practiques la autocrítica y, por lo menos, te lo preguntes y seas sincera contigo misma. Y por cierto, conocer gente que tenga gustos adversos y diversos no solo te abre muchísimas fronteras, sino que además puede suponer un enriquecimiento propio que alucinas-vecinas.
ACTIVO/PASIVO
Nos encontramos ante otro clásico. En el ambiente LGBTQ relacionamos ser pasivo con la sumisión, con la debilidad, la fragilidad y, por ende, por estar debajo del activo. Somos clasistas hasta para esto, pero no nos damos cuenta de que para que el activo pueda “meterla” tiene que haber personas que disfruten recibiendo una penetración. En este caso, querido activo-y-nada-más, te pedimos que abras bien los ojos (ojete incluido) y admires cómo disfruta el pasivo mientras tú te preocupas tantísimo por seguir conservando tu estatus de dominatrix. El miedo a dejar pasar un alfiler por tu ojete te está privando de probar nuevas sensaciones y de placeres que, en caso de ser más open-mind, te chiflarían.
Tercera fobia, tercer consejo: si le tienes miedo (mental) a la penetración anal, deberías probar contigo mismo en tu casita y después aventurarte con tus ligues habituales, sin miedo a haberte convertido en alguien “más débil”. Quizás te lleves una sorpresa inesperadísima, y empieces a valorar el papel del pasivo de otra manera.
EL TXIKI-PENE
Pollón x pollón, Macho XL para XL o 23cm reales. Son mensajes que estamos acostumbradísimos a leer en perfiles destinados a ligar y echar un polvo. ¿De verdad que lo único que buscas es un mango africano? ¿Aunque digas que únicamente eres activo? ¿Por qué discriminamos a quien no tiene un macro-pene que quizás no te quepa ni en la boca, sin darle una oportunidad para ver si es compatible con nosotros en la cama? Es otro de esos clichés que, sin darnos cuenta, practicamos cada día, dejando pasar oportunidades de oro para conocer a personas que, con menos centímetros, nos pueden hacer flipar muchísimo, ya sea entre matorrales que en el somier de una misma. A veces, amiga, menos es más.
NO BUSCO ABUELOS
Tendemos a especializarnos en esto de la edad ajena. Si ya hemos decidido que nos van jovencitos (aunque sumes treinta y plus), no damos ninguna oportunidad a un mayor de … ¡CUARENTA! Es la cifra mágica, a partir de esta edad verás cómo tus mensajes en Grindr caen a la mitad, si es que llegan. Y despreciamos mucho usando la palabra “vieja”, sin ni siquiera mirar a quien tenemos enfrente. Un poco lo que le pasa a Madonna con las nuevas generaciones, pero llevado al sexo.
Ojo, también ocurre al revés. Es decir, con quienes prefieren a mayores sí o sí, sin ni siquiera conocer al susodicho, discriminando a los chavales “porque no saben ni mantener una conversación sensata”. Ni tanto ni tan calvo, te lo decimos desde la redacción de BLUE, en la que hay teenagers con más coco que otros que dicen haber madurado hace ya tiempo. No te fíes tanto de las apariencias, y permítete escuchar también a quien no entre en tu target de edad.
LAS OSAS… AL ZOO
Éste es el punto más controvertido, porque tenemos muy interiorizado que a cada uno nos pone lo que nos pone, sin ponernos a cuestionar mucho más allá. Fibrados, musculados, gorditos, peludos, sin vello… Al igual que en los puntos anteriores, pensamos que salirnos de nuestra zona de confort es algo prácticamente inviable, pero en esto somos muy cabezones y nos estamos perdiendo muchas, pero que muchas sorpresas.
De vez en cuando, si andas de flor en flor, intenta salirte del tiesto y probar cosas con gente que guarda características que en principio no te ponen tanto. ¿O acaso no te ha ocurrido que has encontrado amor en personas que físicamente no entraban en tu acotadísima lista de preferencias? No decimos que te traiciones a ti misma y que pases un mal rato, sino que abras tu mente y aumentes tus posibilidades de morbo y disfrute. Acabarás agradeciéndonoslo.