Hablemos de ellas – Un reportaje sobre la visibildad lésbica
Cada día sois más las indignadas, las que os quejáis de que hablamos poco de vosotras. La invisibilidad lésbica no es cuestión de una revista, ni de un periodista, es una consecuencia de la sociedad machista, la cual parece no avanzar si echamos un vistazo a los datos de violencia y discriminación de diferentes ámbitos de la vida cotidiana. Por ello, porque ya era hora y porque creemos que el mes de Marzo es una buena excusa para hacerlo, os planteamos una reflexión mediante este reportaje. Hablamos de las dificultades que ha supuesto el género a la hora de normalizar algo tan natural como una condición sexual.
“Parece que hemos normalizado todo pero no es así, yo nunca me he ocultado y nunca he mentido, otra cosa es que haya que ir por ahí dando explicaciones sobre la condición sexual de cada uno. Creo que por este reconocimiento he perdido algún trabajo, todavía falta terreno por recorrer”.
“Como persona homosexual, sé que las cosas no se pueden esconder. Uno no se debe callar. Hay que salir del armario, pero no solo con la homosexualidad, sino también contra el racismo, los derechos de las mujeres o con tantos otros temas”.
Para tratar este tema nos hemos puesto en contacto con Teresa Castro, portavoz de ‘Gehitu’ La asociación LGTBI de Euskal Herria. Ella nos plantea una base de la cual partimos a la hora de entender por qué es más difícil normalizar el lesbianismo.
“Los valores que se han transmitido a la mujer nunca han sido ser la que lidera, ni ser la que manda. Siempre se le ha inculcado el papel de compañera. Evidentemente las mujeres lesbianas no estamos libres de esa educación. Nosotras ya vivimos eso de no dar un paso adelante y eso se acrecienta más al no tener una orientación sexual que es la habitual. Algunas no dan ese paso con la misma facilidad que otras”. (Teresa Castro, Gehitu)
En resumen, Castro cree que la condición sexual de las mujeres, cuando se trata de algo “no habitual” o que se sale de los moldes hetero-sexistas, suponen una dificultad añadida en el proceso de normalización y aceptación social.
Si hablamos de visibilidad, algo imprescindible para normalizar, nos encontramos con más de lo mismo. La aceptación es vital para vivir en libertad, como comentábamos en el anterior reportaje sobre niñas con pene y niños con vulva (en la Revista de Febrero 2017) tod@s tenemos derecho a vivir nuestra sexualidad con normalidad, pues esto no es algo que se elije. Por lo tanto, no se trata solo de que las mujeres vivan libremente su sexualidad, si no que la aceptación social no es la misma que en el caso de los hombres. Castro, nos pone un ejemplo:
“Cuando dos chicos viven juntos, generalmente los vecinos dan por supuesto que pueden ser pareja, en cambio dos mujeres que viven juntas pasan más desapercibidas, ni tan si quiera está en el imaginario colectivo la sexualidad de la mujer”.
Esta invisibilidad tiene consecuencias, por ejemplo, en la atención sanitaria que reciben las lesbianas. Los protocolos ginecológicos y las políticas de prevención de ITS no contemplan las prácticas sexuales entre mujeres. Bajo el mandato de Ana Mato, la Sanidad Pública excluyó a las lesbianas de la reproducción asistida: solo podrán acceder a este servicio las parejas heterosexuales ya que “la falta de varón” no es, según la ex-ministra, un problema médico.
“Me da vergüenza que ser lesbiana siga siendo noticia”.
“Sentí miedo por el rechazo que podría generar mi salida del armario, más aún en ese momento que no andaba bien económicamente. Hubo bromas sobre mí y no podía poner la televisión sin que hubiera algún comediante riéndose de mí. No me arrepentí en ningún momento pero fue duro.”
María Jesús Jiménez es la directora de la revista “Mírales” para fomentar la visibilidad lésbica. En una entrevista para canal Cuatro reconoce que “La gente me pregunta si es que hay más gays que lesbianas pero los estudios dicen que hay tantos chicos como chicas homosexuales. Lo que pasa es que nosotras hemos tenido que luchar antes por nuestra visibilidad como mujeres y por eso vamos un paso por detrás”. Jiménez nos invita a otra reflexión:
“Otra de las razones de la invisibilidad lésbica es la de los estereotipos. Si preguntamos cómo son los gays, nos dicen que son amables, encantadores, unos grandes amigos y guapísimos. En cambio, las lesbianas tienen imagen de no depilarse, ser feas, de que los hombres las han rechazado y tienen envidia de ellos”.
En el mismo reportaje de canal Cuatro conocemos a Chus Díez. Es lesbiana y quiere que este colectivo sea más visible en el mundo profesional. Por eso ha impulsado “LesWorking”, una red que pone en contacto a empresarias lesbianas y las anima a salir del armario: “Yo vivía en Ponferrada y no veía nadie como yo, por eso no salía del armario. Entonces, si ninguna da el primer paso parece que no existimos. Sin embargo reconozco que en los trabajos que he tenido no me ha supuesto ningún inconveniente, incluso se ha tratado con total normalidad. Parece que estamos en el camino”.
Es importante dar el paso para aumentar la visibilidad y facilitar así la normalización. Pero sabemos que no siempre es sencillo. El trabajo impulsado por el Ararteko y realizado por Inmaculada Mujika dice lo siguiente:
“Para las mujeres lesbianas, la visibilidad no es una cuestión fácil. Y no lo es, porque desde el momento en que empiezan a sentir atracción hacia otras mujeres han de realizar un enorme esfuerzo para enfrentar y superar numerosos obstáculos hasta poder llegar a decir “soy lesbiana”. Obstáculos como los miedos, los sentimientos de vergüenza y culpabilidad, los sentimientos de diferencia, rareza o anormalidad, la soledad, el silencio, o incluso la homofobia interiorizada. Teniendo en cuenta que dichos obstáculos, son, ante todo, producto de los prejuicios sociales que todavía mantiene la sociedad en la que viven”.
Alguno podría pensar que lo que recoge el trabajo de Mujika también es aplicable a la homosexualidad masculina pero no hay que homogeneizar las experiencias de gays y lesbianas porque éstas no están en el mismo plano social, ni político, ni económico que ellos.
“En mi caso lo hice con mucha normalidad, simplemente porque quería publicar cosas con mi pareja. No sufrí muchas críticas más allá del típico -lesbiana, qué asco-”.
“Entendí que esconderlo implicaba que estaba avergonzada de ello, por lo que abrí mi vida y ahora soy mucho más feliz”.
En cambio, existen factores que facilitan la visibilidad de las mujeres lesbianas. Los factores son: los avances sociales y legales, las asociaciones LGTB y feministas, el propio ambiente lésbico, los chats de internet y lo más importante, todas esas mujeres que tienen un actitud crítica sobre las normas de sexualidad y los papeles tradicionales de género.
Y no nos olvidemos de que todo esto puede empeorar si además de ser mujer y homosexual, eres mayor, inmigrante, de etnia gitana, tienes algún tipo de discapacidad física, has estado casada en matrimonio heterosexual o eres transexual. Todas ellas con menor oportunidad en la sociedad y con el derecho de la libertad vulnerado radicalmente. Concienciémonos de que uno de los grandes retos que tenemos son ellas y que visibilizarlas es cosa de todos.
“Estoy cansada de esconderme. He sufrido durante años porque me daba miedo decirlo. Soy homosexual. Y quizás puedo ayudar a que la vida de otros sea más fácil. Siento que tengo una obligación personal y una responsabilidad social”.
LESBIANAK IKUSEZIN
Lesbianak ez dira existitzen. Ikusgarritasun gutxiago dute. Zergatik?
Erreportaje honetan planteatzen duguna ondokoa da: sailatsun bikoitza dutela emakume lesbianak. Alde batetik emakume izateagatik eta gizartean zabaldurtako balore heterosexitak gutxiezten dituztelako eta bestalde homosexualak edo baldintaz sexual “ez-ohiko” bat izateagatik borrokatzeko erronka izan dutelako. Erronka hau askoz handiagoa izan da historian zehar beraientzat, eta hala jarraitzen du izaten. Isiltasun iluna egon da lesbianen inguruan. Emakumeak ez daude historian. Gizonek eta irabazleek idatzi baitutelako historia. Eta beraz, bai zuzenbidean, bai medikuntzan, bai iritzi publikoan, oro har, emakumeen arteko sexu-harremanen aurrean ezikusiarena egin izan da, gizonen arteko sexu-harremanetan kasuan ez bezala.
Sexualitateak eredu heterosexualari jarraitu behar izan dio eta mutil bat neska batekin egotea -eta alderantziz- horrek izan behar zuen normala. Neska neskarekin edo mutila mutilarekin egotea anormaltzat jotzen zen duela oso gutxi arte. Gainera, sexualitatearen ardatza gizona da (androzentrismoa) eta gizonak baino ez du plazerra izateko eskubidea, mendebaldeko balore tradizionalen arabera.
Emakumearen sexu-ahalmen autonomoa etengabe zalantzan jarri izan da, eta ahalmen hori ukatzera ere iritsi da. Emakumeen sexualitatea gizonezkoaren sexualitatearekin loturik dago; beraz, lesbiana izatea ia ezinezkoa da. Emakume batek ezin du beste emakume bat gustuko izan! . Ideia honi, emakume baten maila ekonomiko-soziala gehitu behar zaio. Esaterako, emakume ijitua, etorkina, transexuala, adin handiko emakumeak, ezintasun fisikoa dutenak… guztiak, izango dute sailtasun handiagoa beraien identitate sexuala aske bizitzeko, erreportajean ikusi dugun bezala.
Hori da apurtu behar dugun balorea eta hori da, beraz, lesbianen ikusgarritasunaren zailtasunaren arrazoi nagusietako bat erreportaje honetan planteatzen dugunaren arabera.