El 11 de Agosto de 1960 nacía una de las caras más conocidas del entretenimiento en televisión de todo el estado. Carlos Sobera nació en Barakaldo y desde bien jovencito tuvo relación directa con el mundo del espectáculo. En 1980, él mismo creo el grupo La Espuela, compaginándolo con su carrera de derecho en la Universidad de Deusto. Años después sería profesor en la Universidad del País Vasco y también fundó el aula de teatro de la UPV.  Ha sido premiado con dos TPs de oro al mejor presentador y Premio Godoy al mejor actor. Hoy es el presentador de First Dates, de Cuatro y acaba de comprar el Teatro Reina Victoria de Madrid, con tanto trabajo apenas tiene tiempo libre, pero para hablar con la BLUE cualquiera sacaría un rato…

A sus 55 años sigue viviendo en Bizkaia. Su corazón está ocupado, se casó el año pasado con Patricia Santamaría, madre de su hija, con la que comparte más de 10 años de relación. A Barcelona y Madrid viaja sólo para trabajar. Es fiel a su tierra. Sobera reconoce que “la gente es lo mejor que tenemos en nuestro territorio”.

Sobre sus primeros años de vida nos dice: “Mis recuerdos de infancia son los curas de Paules y las alumnas de Las Simonas, qué guapas eran todas”. Al presentador no se le dieron nada bien sus primeras citas, “he encontrado varias veces el amor en Bizkaia aunque en mis primeras citas era un desastre, un chavalín sin experiencia”. Como el buen vino, ha mejorado con el tiempo, incluso ha llegado a convertirse en la celestina de cientos de parejas. “Me siento muy cómodo en First Dates porque lo que me gusta es hablar con la gente. Me encanta la autenticidad de todos los que llegan. Es un programa sin guión y la gente es espontánea y libre, cosa que el público agradece”.

La diversidad y la normalización que pretende difundir este programa mediante el entretenimiento puede abrir los ojos de mucha gente para hacer ver que el amor no entiende de colores, razas, sexos, edades o religión. Aunque (y tomándonoslo con humor) es cierto que a veces algunos de sus personajes más que un armario parece que hayan salido de una puerta inerestelar hacia otro universo.

Preguntado por sus lugares favoritos le resulta complicado citar sólo unos pocos. Siempre que está fuera presume de lo maravilloso que es Bilbao. Recuerda lo feliz que le hizo la llegada del metro que facilitó el acceso y acercó las distancias en la ciudad que siempre le ha tenido enamorado. “A veces necesito alejarme de la masificafión de la ciudad y dudo que haya mejores lugares en el mundo para desconectar como los rincones que nos ofrece nuestra tierra”, Sobera. Junto a su familia escapa a Lekeitio y Bermeo, aunque, como es normal, allí tampoco pasa desapercibido.

Cuando queda con sus amigos prefiere potear por el Puerto Viejo de Algorta, jugar al mus o ir a San Mamés. Y aunque parezca que se mueve en un entorno muy hetero, Sobera nos cuenta que se lo pasa estupendamente en los locales de ambiente, no sólo de Madrid o Barcelona, sino también en Bilbao.

• Sobera, ¿algún consejo para los Bizkaitarras que tienen problemas para ligar?

-“Sí, que emigren(risas). No, no es cierto el mito de que los vascos no ligamos. Somos un poco cortados cuando en realidad somos muy valientes para otras cosas pero se ve que en tema de sentimientos nos sentimos débiles y no nos gusta exponernos. Un rechazo lo vivimos como un fracaso y eso es un error. El día que los comprendamos viviremos las relaciones con mayor plenitud”.

Se siente muy querido y respaldado por sus paisanos y especialmente nos interesa saber cómo ve a nuestro colectivo: “Lo veo con la misma naturalidad con que veo la vida. Creo que ésta es la gran lección que todos tenemos que aprender, que todas las sexualidades merecen el mismo respeto y todas son igual de naturales”.

Con permiso de Ramón Garía, ha conseguido perpetuar la representación de Bizkaia en las campanadas de fin de año acompañado en 2008 de Ane Igartiburu, en 2012 de Paula Vázquez, 2014 de Ana Simón y en 2015 con Cristina Pedroche. Ha pasado de repartir millones a manejarlos, concretamente son 7 los que ha pagado por el Teatro Reina Victoria, que espera hacer resurgir dándole un nuevo aire. Nuestra maravillosa tierra nos ha dado persojanes como él que ha sido capaz de trabajar incluso con Torbe (madre mía…) o Imanol Arias.

Vivir en Bizkaia es para él algo fundamental, es lo que le da la fuerza para seguir trabajando. Admite que su vida no sería lo mismo si su residencia no estuviera aquí. “La actitud de nuestra gente, su día a día, su energía y vitalidad no la he visto en ningún otro lugar del mundo”.

Entre esa gente se encuentra el colectivo LGBT y concretamente nuestra revista a la cual quiere mandar un mensaje. Tras los atentados de Orlando y el aumento de los ataques homófobos Sobera nos comenta que “la gente se siente insegura y falta de autoestima, y en vez de mejorar y educarse, vuelcan sus miedos en el odio a los diferentes y los tratan de estigmatizar. Solo hay una forma de luchar contra eso y se llama educación”.

• Un lugar para comer: Etxanobe.
• Un lugar para potear: calle Zaballa en Barakaldo o Pozas en Bilbo.
• Un lugar para ir de copas: Casco Viejo de Bilbo.
• Un lugar para desconectar.: Durango.
• Un lugar para mover el esqueleto: Anaconda en Barakaldo.