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Chemsex

El término puede sonarnos al nombre de una salsa mexicana o al de un dentífrico que te quita la caries y hasta la sonrisa, pero el Chemsex es algo bien distinto. Se trata de una moda importada de otros países pero que en el nuestro ya hace furor en la que se mezclan el sexo con la droga, sí ya sabemos que no es algo nuevo la mezcla de estas dos máximas, pero todo depende de las proporciones, de la compañía o de la sustancia, ahí está la clave.

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Todo arranca por donde arranca siempre, una cena, las copas de después, si se pueden aliñar con cocaína mejor, más copas, más de lo otro… hasta que se hace de día. Basta con un piso en el que nadie te moleste y al que acudan más de dos, tres, cuatro, cinco o hasta el infinito y más allá de maromos. El juego está en no parar de practicar sexo con todo el que quieras, te apetezca y se deje, claro está, y sin que falte una gran cantidad de droga. Normalmente para este tipo de quedadas se suelen utilizar ‘mefedrona’, una droga sintética en forma de polvo blanco cristalizado, es el “caramelito” que todo el mundo quiere tener en su fiesta. La sustancia en cuestión te puede mantener activo y sin dormir durante un fin de semana entero y lo más importante, sin que disminuya ni tu euforia ni tu apetito sexual, aunque es ilegal en España ya que está directamente relacionada con varias muertes. Además de que es muy adictiva, también hay que tener en cuenta que muchas veces se ve adulterada con cocaína y éxtasis.

¿Y cómo se llega a este tipo de fiestas si eres el típico tío recién llegado a la city? Normalmente el canal para llegar a estos templos de la orgía es a través de Grindr, esa aplicación de móvil de color amarillo que tantas alegrías y frustraciones nos ha dado a lo largo de nuestra vida en busca de sexo. Cada vez son más los chicos que a través de la aplicación buscan fiestas de drogas y sexo que duren días y en las que de lo único que te tienes que preocupar es de que no te de un chungo y de que te la metan o la metas con condón. Dicen las asociaciones dedicadas a ayudar a los enfermos de SIDA que desde hace año y medio se han empezado a disparar los casos de VIH relacionados con el consumo de alguna sustancia antes del sexo, además adelantan que este tipo de sustancias como la mefedrona, el hidroxibutirato o el butirolactona, pueden originar casos de paranoia, pérdida de memoria, etc.

La clave de que estas fiestas sin estas sustancias sean como un jardín sin flores estriba en que el consumo por ejemplo de la mefedrona hace que las relaciones sexuales sean más satisfactorias, se reduzca la inhibición y se incremente el placer, además facilita una excitación sostenida e induce a un sentimiento de entendimiento inmediato con las parejas sexuales, es decir que puede ser que tengas delante a un troll, que si lo ves por la calle no le tocas ni con una espada láser, y que en ese momento te perezca estar con un adonis dotado con una palanca de cambios de camión.

Según una encuesta realizada en el Reino Unido a personas que han practicado Chemsex, un alto porcentaje de ellos aseguran haber mantenido relaciones sexuales sin protección y unos pocos habían sido asaltados sexualmente después de perder el conocimiento. Dicen los expertos que el hecho de que el público gay haya abandonado bares y clubes por aplicaciones como el Grindr para relacionarse, unido al cada vez acceso más fácil a determinadas drogas, ha hecho que prácticas como el Chemsex tenga cada vez más adeptos.

Las autoridades sanitarias europeas se muestran preocupadas por este tipo de reuniones que son más que habituales en grandes ciudades como París o Londres y cada vez más habituales en Madrid o Barcelona… habrán llegado hasta aquí? Nosotros, desde luego, no te las aconsejamos.

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