Eurovisión 2015
Como disfrutar plenamente del Festival de Eurovisión (aunque España no salga bien parada)
Si te has decidido a leer este artículo es porque probablemente todo lo que rodea a este festival de música despierta en ti cierto interés. Si eres de los que organiza una quedada con los amigos esa noche para valorar a los candidatos y sus estilismos, espero que este articulo te anime a dar un paso más: asistir en persona al concurso para comprobar que es uno de los espectáculos más impresionantes a los que jamás hayas acudido. Desde Blue hemos mandado a nuestro experto en música para contarnos cómo es un festival de Eurovisión en primera persona.
Y es que el festival ha pasado por muchas etapas desde que comenzase allá por el año 1956 (es el programa de televisión que se sigue retransmitiendo más antiguo del mundo, y la competición musical con mayor audiencia), pero lo que está claro es que en la actualidad está pasando por un renacimiento del que los espectadores salimos beneficiados: la calidad de los artistas se supera año tras año y, con ella, la calidad de los temas a concurso. Por otro lado, los países que acogen el festival son conscientes de la maravillosa oportunidad de promoción que les supone, y cada vez se esfuerzan más por crear escenarios y montajes más espectaculares (Azerbaiyan creó un teatro ex profeso para el festival, en cuya fachada se proyectaba la bandera de cada país según iban actuando).
Las ciudades organizadoras habitualmente se vuelcan con el festival, y proyectan cientos de actividades paralelas realmente interesantes. Y digo habitualmente porque todos los asistentes al festival en Viena pudimos comprobar que estuvo un poco flojo en este sentido; si bien había actividades paralelas (en el museo Leopold había una exposición del artista Tex Rubinowitz con retratos de todos los participantes que a lo largo de la historia del concurso no consiguieron ni un solo punto en las votaciones finales), no se esforzaron mucho porque se viviera el festival, no sólo en el recinto en el que se celebraba, sino en toda la ciudad. Es muy probable que el año que viene ésto sea totalmente diferente, considerando que el festival se celebra en un país con tanta tradición y afición eurovisiva como es Suecia.
Siendo sinceros, conseguir entradas no es una tarea fácil. Hay dos opciones: ir por libre y tratar de comprar la entrada a través de los cauces que establezca el país organizador, o bien afiliarse a OGAE España (www.ogaespain.com), que es el club de fans oficial del festival de Eurovisión. La primera opción puede ser realmente complicada, dependiendo de la capacidad del recinto en que se celebre y del número de entradas que la organización ponga a la venta. En el caso de Viena conseguir entradas a través de internet fué tarea imposible, no sólo porque la web se atascaba en los momentos de mayor afluencia de visitantes, sino también porque según de ponían a la venta se agotaban en cuestión de minutos.
Asociarse a OGAE España es una buena opción; por una cuota anual de 20 euros, te mantienen perfectamente informado de lo que va a acontecer en los días del festival, y te envían las canciones de los países participantes según son seleccionadas. Para optar a uno de los pases de socio OGAE únicamente es necesario asistir al congreso que se celebra en Madrid una vez al año, generalmente en octubre. Y digo optar porque cumplir con los requisitos tampoco te asegura la entrada; si el número de pases que el país organizador ofrece a Ogae España es inferior al número de solicitudes de sus miembros (y miembras) se realiza un sorteo para decidir quiénes son los agraciados. Si somos uno de ellos, dicho pase nos permite el acceso a la primera semifinal, segunda semifinal, y final, así como a sus respectivos ensayos. Acudir a todos puede saturar un poco y, sobre todo, nos quita tiempo para conocer la ciudad o el país organizador, si bien puede ser muy interesante acudir al ensayo de la final, no sólo porque es la primera oportunidad de ver la actuación de los países del big five (que tienen acceso directo a la final), sino porque es entonces cuando los jurados de cada país emiten sus votos, que permanecen en secreto hasta la gala final del día siguiente, y que deciden al 50% quién será el ganador o ganadora del festival.
El ayuntamiento de Viena instaló semáforos que representaban a parejas heterosexuales y homosexuales, unidas por un pequeño corazón.
Una vez en el destino, hay dos localizaciones que hay que tener en cuenta. En primer lugar está el Euro Fan Café (www.eurofancafe2015.com). Se trata de un local que la organización habilita para que todos los fans del festival puedan reunirse a diario a tomar algo y disfrutar de los éxitos eurovisivos de ayer, de hoy y de siempre…literal. No se pincha otra música que no sean temas eurovisivos, y si quieres integrarte con la fauna local es fundamental aprenderse la letra al menos de los temas ganadores en anteriores ediciones. Si además quieres relacionarte es conveniente aprenderse las coreos, porque sí, también se la saben. Suele ser habitual que los participantes de ese año o de años anteriores se pasen por el eurocafé a cantar algún que otro tema, para deleite de los eurofans.
En segundo lugar está la Eurovision Village, que suele ser un recinto abierto con un escenario en el que actúan los participantes a lo largo de la semana del festival, y una pantalla en la que se proyectan las diferentes galas en directo. Es una opción para todos aquellos que decidan asistir al festival pero no hayan conseguido entrada.
En cualquier caso, y como ya os comenté anteriormente, todos los locales de la ciudad (especialmente los de ambiente) se vuelcan con el festival, por lo que yo os recomendaría que tratáseis de conocer también lo que se cuece más allá del circuito oficial, para completar una experiencia que seguro no os dejará indiferentes!