Sergio Peris-Mencheta
Sergio fue conocido por el gran público tras su paso por la serie “Al salir de clase” pero con el paso de los años se ha convertido en uno de los grandes de la escena española. No es casual que en apenas unos meses haya pasado por dos escenarios vizcainos, el Teatro Barakaldo con la obra “Julio Cesar”, que le ha valido el premio Ercilla de teatro a la mejor interpretación masculina, y “Lluvia constante”, que en el Arriaga hizo que el público se pusiera en pie. Sergio es un actor que vive centrado en su trabajo, en buscar nuevos proyectos sin esperar a la llamada de nadie y en su familia.
B.- ¿Qué te dan los escenarios vascos para que en tan poco tiempo te hayamos visto ya dos veces?
S.- La mayoría de las veces que he venido ha sido como director y ha sido al teatro Barakaldo, en el Arriaga me quieren menos como director (entre risas) sin embargo en el Barakaldo estamos como en casa, quizá como director me quedo con el Barakaldo pero cuando vengo como actor al Arriaga la verdad es que es una pasada.
B.- ¿Consigues hacer amigos en esas ciudades que visitas con más asiduidad como Bilbao?
S.- Claro, porque al final siempre te encuentras con los mismos programadores, periodistas, al final se crea cierta amistad, y por supuesto que conozco mucha gente en Bilbao y en Castro Urdiales, veraneé allí alguna vez y tengo muy buenos amigos con los que tengo que quedar para ponernos al día.
B.- ¿Luego te da tiempo de disfrutar de la noche o del día en Bilbao?
S.- Soy muy poco de noche y sobretodo con funciones como la de “Lluvia Constante” que cuando llego al hotel “se deja dormir”, yo soy más de aprovechar la mañanita y desde el hotel organizar muchos de los asuntos que tengo en Madrid, aquí tengo más tiempo que allí que estoy con los niños….
B.- ¿Cómo se consigue que en esta profesión no te falte el trabajo y sigas en la palestra en cualquiera de tus dos actividades?
S.- Se consigue no premeditando que así sea, sino siendo feliz con lo que uno hace, nos debemos de escuchar un poco más, también las criticas y la opiniones y si uno se escucha y se dice que tiene que dirigir pues es lo que tiene que hacer. En realidad el éxito es fracaso a largo plazo, yo la palabra éxito la tengo en el cajón de las palabrotas, en lo práctico está claro que para tener éxito el camino tiene que ser “disfrutón”, disfrutar con lo que uno hace y trasmitírselo a los actores y pensar en lo que le vaya a gustar al público. Si luego no tiene éxito, que nos quiten lo bailado, ese es mi mandamiento.
B.- Por cierto, muchas felicidades por tu Premio Ercilla por “Julio Cesar”…
S.- Muchas gracias, para mí ha sido una sorpresa, no pensaba que me lo fuesen a dar teniendo en cuenta que la competencia era muy dura con Héctor Alterio, Asier Etxeandia, Javier Gutiérrez o Ángel Ruiz… además creo que “Julio Cesar” tampoco es la típica obra que se premia.
B.- ¿Cómo fue el momento en el que te dieron la noticia del premio?
S.- Al principio pensé que era una broma, me lo dijo un compañero “creo que vas a tener que volver a Bilbao” me dijo, como dando por hecho que me lo iban a dar, ya sabía que me habían premiado. Al darme la noticia he tenido la típica reacción vanidosa, en que piensas que te lo mereces y la de la responsabilidad, los premios tienen esa doble cara.
B.- ¿Está saliendo el mundo del “artisteo” de la crisis?
S.- Ahora mismo todos los trabajos en los que estoy los he generado yo, no estoy esperando a que me suene el teléfono para hacer una película, yo me embarco también en proyectos que me llaman colegas y me meto en ellos, pero participando desde el principio, formando cooperativas, sabiendo que son proyectos que pueden salir adelante o no. Éste es un momento maravilloso, las crisis es uno de esos momentos estupendos para que uno haga balance y decida que como todo está tan mal debe dedicarse a lo que verdaderamente le gusta. Más vale ser un feliz pobre que un pobre infeliz.
B.- ¿Has tenido alguna vez el sueño de Hollywood?
S.- La verdad es que no, me lo he encontrado porque he hecho un par de películas allí aunque una de ellas no ha llegado a España, tuve la suerte de trabajar con Hellen Mirren y Joe Pesci pero no se la razón de que no se haya estrenado en España. Me seleccionaron porque me parecía mucho al personaje que interpreté, un boxeador y Hellen Mirren decidió que fuese su partener.
B.- ¿Pero lo tuyo en realidad es más el rugby que el boxeo?
S.- La verdad es que era bastante malo jugando al rugby aunque llegué a ser capitán de la selección española, la verdad es que tuve mucha suerte.
B.- ¿Son peores las hostias del rugby o las de la crítica?
S.- Sin lugar a dudas las de la crítica, las del rugby las notas cuando estás en la ducha y dices “cojones que es esto que me escuece…”, las de la crítica son las que duelen aunque hay que ser ecuánime con uno mismo, la crítica es el punto de vista de una persona que tiene razón, claro, porque es su opinión, pero como los actores somos narcisistas y al fin y al cabo estamos muy expuestos, siempre nos quedamos con la crítica negativa aunque el resto hayan sido positivas.
B.- Me imagino que sabrás que en Bilbao tenemos un festival de cine de temática LGBT, ¿son necesarios este tipo de festivales?
S.- Sí conozco Zinegoak, por supuesto que son necesarios este tipo de festivales, soy un defensor pro activo del Día del Orgullo y soy muy activo en este asunto porque a pesar de que es un tema que parece aceptado todavía hay mucha hipocresía y todavía hay un trecho muy grande por andar, también los políticos. Una cosa es que a nivel electoral uno quiera arrimarse al sol que más calienta, algo que en Madrid es muy evidente, el barrio de Chueca es uno de los barrios más ricos de Madrid y como los políticos lo saben hay que andar con pies de plomo… así que cualquier cosa que ponga luz, sin necesidad de reivindicar, es necesario siempre.
B.- ¿Tú también has encarnado alguna vez en el cine a un chico gay?
S.- Sí, en “18 comidas”, te invito a que la veas, es una película gallega muy divertida que se compone de varias escenas, en una de ellas yo interpreto a un peluquero con mucha pluma que tengo que disimular cuando nos visitan los familiares de mi novio. Una escena en la que me tengo que comer la pluma y que no se me note y que al final me lleva a hacerme pasar por un profesor de educación física.