Guía práctica de la Aste Nagusia
Queridas amigas, permitidme daros unos consejos a todas aquellas que os acerqueís a Bilbao durante la Semana Grande, que se celebrará desde el sábado 16 hasta el domingo 23 de Agosto. No será una guia exhaustiva; pero os será de gran ayuda para sobrevivir al despiporre que estais a punto de vivir, tías.
La Aste Nagusia dura 8 días con sus 8 noches y dicen que si consigues salir todas las noches te convalidan el camino de Santiago; pero no os emocionéis, pocos son los que lo logran y lo más probable es que terminéis a mitad de semana pidiendo el comodín del público, nenas, que no tenéis medida y os gusta más el agua con misterio que a la Pelopony kilo y medio de extensiones.
La semana grande se articula a través de las komparsas, porque es una fiesta popular, del pueblo y para el pueblo, y todo gira en torno a las txoznas que estas komparsas hacen realidad en el Arenal. Las txoznas son el lugar donde pasaréis la mayor parte del tiempo, por eso es importante que sepaís lo que os vais a encontrar. Alcohol, música y gente. Mucha gente. Entre el Arriaga y el puente del Ayuntamiento, con la ría a un lado y el casco viejo al otro. En las txoznas podréis disfrutar de estampas tradicionales de las fiestas bilbaínas. Esas neskas con la falda arremangada, luciendo la pantorrila, intentando mear sin caerse a la ría y esos vasquitos dibujando perfectas parábolas con sus orines como queriendo alcanzar la otra orilla, mientras cada dos por tres suena la canción de Marijaia, que terminaréis cantando, como si la hubierais compuesto vosotras, al final de la semana y en perfecto euskera.
¿Y quién es Marijaia? Os parecerá una travesti mayora que fue a coger algo de la balda de arriba y le dio una contractura. Nada más lejos de la realidad, es el alma de la fiesta, nuestra mascota particular. Todo evento que se precie tiene una. Cobi en las olimpiadas de Barcelona, Curro en la Expo sevillana, Ana Botella en el orgullo gay madrileño y Marijaia en la Aste Nagusia bilbaína.
Otra cita ineludible a parte del bebercio y el comercio son los fuegos. Cada día despues de cenar, katxi en mano, la bilbainita común se desnuca para contemplar los fuegos de artificio. Durante este sagrado ritual son indispensables docena y media de “Ahs” y dos docenas de “Ohs” extasiados. Y ya te de un vahído de la emoción, ni se te ocurra bajar la vista, ni soltar el katxi, caris.
Si en una de éstas os da por bajar la vista y veis a Napoleón o a Wellington bebiendo de un katxi no os asustéis. No habéis sufrido una regresión temporal, son el txupinero y el pregonero respectivamente, que vaya a saber usted por qué, van disfrazados de soldaditos de plomo. Se rumorea que comparten estilista con Lady Gaga, esa advenediza.
Yo creo que los fuegos están más sobrevalorados que el palpar en los cuartos oscuros. Y es que por mucho que palpes, siempre, ineludiblemente, se la acabas chupando al más feo. A mí los fuegos sólo me producen tortículis, cefalea y un derrame de cerveza sobre la pechera. Vamos lo mismo que un marido, pero con cerveza, tías.
No soy partidario de comer entre bebidas, pero si sois tan raras como para perder el tiempo ingiriendo calorías os recomendaré que por lo menos una noche os comáis un buen talo con chorizo. Porque pollas pocas, ya os lo adelanto, que en Bilbao no se folla. ¿Que qué es el Talo? Consultad la wikipedia, nenas, que yo tampoco soy la Lonely Planet. Además en casi todas las txoznas hacen unos bocatas que pesan lo mismo que Victoria Beckham mojada. Os recomiendo especialmente los bocatas de Mamiki, la txozna de las feministas… luego os tomáis el primer trago en la Pimpi, diminutivo de Pimpilimpauxa, la txozna con más perdida de aceite de la zona, donde se rumorea que actuará la Pelopony. Sí, Beyonce estaba ocupada y no ha podido venir.
Luego hay conciertos y hay quien dice que por el día hay un montón de actividades, pero yo lo que no veo, no me lo creo.