Chicas PinUp
El fenómeno de las chicas ‘colgadas’
Y no lo decimos nosotros, es la traducción literal de un término que empezó a escucharse allá por los años 20. Las mujeres, doblegadas por el machismo y obligadas a vestir de manera que no se pusiera en duda su moralidad, decidieron romper con la sumisión y empezaron a posar de manera libre y sugerente frente a las cámaras de los fotógrafos. En BLUE dispara el mejor, Lucho Rengifo, a quien hemos vuelto a liar para elaborar la portada que da la bienvenida a este 2014.
Resulta curioso, pero coincidiendo con la llegada de la maldita crisis, el concepto de las PinUp girls volvía a resurgir en el prêt-à-porter mundial, ocupando las portadas de las más prestigiosas revistas o inspirando los videoclips de grandes estrellas musicales. Ya sabemos que la moda es cíclica y que todo vuelve (cualquier día te volverán a gustar los pantalones de pana, ya verás), pero el auge de las PinUp no fue un fenómeno más: para muchos, supuso un gran paso para la mujer, que hasta los años 20 no pudo mostrarse libremente ante el mundo; pero para otros, el movimiento PinUp estuvo y sigue estando envuelto en el aura del machismo, que relega a estas mujeres al estatus de ‘objeto de deseo’.
Sea como fuere, en aquella época se empezó a hablar de las ‘chicas para colgar’ en Estados Unidos, aunque no sería justo obviar que a finales del siglo XIX Francia se atrevió con las primeras ‘Gibson Girls’, un nuevo arquetipo de mujer que inundó las revistas a golpe de picardía y decencia.
Pocos años después, un pequeño grupo de mujeres rompió los esquemas sociales imperantes en América para hacer las delicias de medio mundo posando de manera sugerente y lozana. Los conceptos clave eran el erotismo y la ingenuidad de las modelos y no podían faltar las cinturas de avispa, unas curvas generosas y la melena al viento. Además de posar ligeritas de ropa para el fotógrafo de turno, las chicas hablaban por teléfono desde la cama, realizaban alguna tarea doméstica o paseaban a sus perritos por la calle. Las instantáneas y los dibujos comenzaron a ser habituales en las paredes de casa, en forma de calendarios, o en las portadas de las revistas.
Eso sí, la moral no las consideró bien vistas hasta que llegó la Segunda Guerra Mundial: las fotografías de las PinUp, desnudas o con poca ropa, corrían como la pólvora entre los soldados, que se las llevaban consigo para “levantar la moral” ante la soledad de una trinchera. Una vez más, fue el machismo el encargado de dar la bendición a un movimiento que ya era imparable y que contaba con sus propias estrellas.
Los años 40, los de la guerra, fueron los años dorados para las PinUp. A ningún joven soldado se le ocurría salir a disparar sin llevar en el bolsillo a una de nuestras protagonistas. Dejaron de ser consideradas mujeres de dudosa moralidad para convertirse en las animadoras y en los amuletos infalibles de los combatientes. De hecho, apareció una subcorriente que vestía a las chicas de soldado y adornaba tanques y aviones militares. A ese arte se le denominó ‘Nose art’.
Para aquel entonces, las pícaras PinUp se habían convertido en las musas de la publicidad y el cine de la época. Daba igual que estuvieran dibujadas o fueran de carne y hueso: las grandes marcas querían una PinUp para vender su producto y los directores de cine encumbraron a las chicas calendario a lo más alto del estrellato.
Con el paso del tiempo, el fenómeno se fue apagando poco a poco, después de pasar por publicaciones como Playboy e inspirar decenas de películas de la época. Eso sí, hasta su resurgir actual, muchos han sido los intentos de recuperar a las PinUp: Jessica, la amiguita de Roger Rabbit, los modelitos de Gaultier de Madonna o algunos de los videoclips de Christina Aguilera han mantenido viva la llama de las PinUp hasta hoy: Lucho Rengifo contribuye a la causa con este espectacular homenaje al movimiento PinUp. ¡Disfrútalo y siéntete PinUp, aunque sólo sea por un día!
Los nombres propios: De las Bettys a Dita
Cantantes, actrices principiantes, modelos, misses… Las primeras estrellas que dio el movimiento pin-up se convirtieron en musas de fotógrafos y directores de cine. Bettie Page fue una de las primeras, y la que más retratos protagonizó en la década de los 50. Su historia está rodeada de misterio ya que, de ser una de las musas de América, pasó fulminantemente a un anonimato aún no aclarado. Sigue siendo fuente de inspiración para nuestras artistas.
Su tocaya Betty Grable fue otra pionera, pero quien les abrió el camino fue la grandísima Betty Boop, la pin-up imaginaria más conocida de la historia. Boop apareció en la pequeña pantalla por primera vez en 1926, con su perrito Bimbo, y de la mano del dibujante Max Fleischer. Para crear el personaje, se basó en una diva de la época, Helen Kane, una cantante de salas de fiesta que enamoró al público por sus grandes ojos y sus populares rizos. Eso sí, Kane se mosqueó de lo lindo al reconocerse en Betty Boop y decidió llevar ante un juez a sus creadores. Aunque las aventuras de Boop no eran explícitamente sexuales, dejaba a la vista su liguero y su ropa interior. Tenía 16 años, y sus tiras cómicas acabaron en los 40, aunque treinta años después regresó (ya en color), alcanzando una fama mundial que se ha mantenido hasta el día de hoy.
Ava Gardner, Sophia Loren, Liz Taylor, Kim Novak y, por supuesto, Marilyn Monroe, contribuyeron al éxito de este movimiento, que ha vuelto a resurgir gracias a, entre otras, Dita Von Teese. Tras su relación sentimental con Marilyn Manson, dejó atrás el vestuario gótico para reinventarse con corsés, tupés y unos labios de color cereza. El cénit lo protagonizó metida en una copa gigante, reproduciendo una vieja instantánea de Bettie Page.
Yo también quiero ser una pin up
Por mucho que te esfuerces en copiar un look o en comprarte la ropa más vintage de tu barrio, sin actitud nunca serás una pin-up de verdad. Es la clave central, pero también te ayudará tener un flequillo perfecto, los ojos muy perfilados o los labios bien rojos. Puedes lucir un ligero bronceado, pero la verdadera pin-up apuesta por una tez más bien blanquecina.
La indumentaria ha ido cambiando con el paso de los años, aunque las faldas de tubo, las cinturas altas y marcadas, los shorts, corpiños y ligueros siguen estando en boga. El escote, generalmente en forma de corazón y con hombros descubiertos, no ha pasado de moda, y tampoco lo han hecho las medias de liguero o los zapatos de tacón alto. Las pin-up modernas se caracterizan por añadir motivos de estilo “rocker” como tatuajes y cuero.