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OS.O.S.

¿peligro de extinción?

Los osos de Bilbao andan algo desorientados. Apenas quedan locales específicos para ellos y la ciudad no acoge ninguna quedada osuna desde hace años. BLUE se pone las pilas y apuesta por una portada que reivindica otras maneras de vivir la homosexualidad, lejos de los estereotipos musculados y barbilampiños. ¿Cruzas con nosotros el umbral de la cueva?

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Jesús vino a Bilbao hace ocho años con un contrato laboral para seis meses, pero la ciudad lo abrazó desde el primer momento. Reconoce que echa de menos la villa en cuanto sale de ella, pero, aún así, está preocupado: aunque parezca mentira, la capital vizcaína no cuenta con ningún lugar que organice quedadas de osos o cuya clientela se mueva en los parámetros ‘Bear’. “Da un poco de pena salir: te encuentras que, de lo que te gusta, ya no hay nada”.

Intentó poner en marcha un “gran evento” anual que reuniera a los osos del norte, pero tiró la toalla tras comprobar que estaba prácticamente solo en su intento. “Hay falta de personal y de conocimiento, te encuentras solo, y, ante la soledad, te acobardas y lo dejas”. Recuerda con tristeza cómo algunas asociaciones le pusieron “muchas trabas” a a la hora de organizar una quedada, pero lo tiene claro: “Para levantar el ambiente hay que hacer un primer evento. Toda la gente está deseando tener algo osuno, un bar, un sitio de encuentro… Los osunos estamos invernando todo el año, necesitamos conseguir que salgan”.

Además, cuenta Jesús, que Bilbao es una ciudad “muy de osos”, con mucha barba y barriga por sus calles. “Aquí se ven muchos gordos, nos gusta el buen comer y el buen vivir, pero luego vas al ambiente, y te ves sólo, es un poco triste”.

A pesar de los pesares, nuestro protagonista no se rinde. Es de los que sale por la noche con el ‘look’ oso total. Falda escocesa, botas, arneses, tirantes, muñequeras… “Soy de las personas que, cuando va a la discoteca, me gusta lucir cuerpo, pero no es nada sexual, es sólo estética”, subraya.

Y es que los ‘Bear’ son “amorosos y cariñosos” y están, literalmente, siempre “encima” de la pareja. “Somos muy mimosos, como los pulpos: es la necesidad y el gusto de sentir el vello. Pero, fuera de lo común no nos gusta nada, nos gusta disfrutar de la compañía osuna… Da gusto estar con nosotros en la intimidad”.

Es cierto. Desde que, a mitad de los 80, la subcultura Bear se propagara como la pólvora por el mundo, los osos han gozado de una fama exquisita entre la población mundial. Además de su carácter alegre y afable, en la definición de ‘Bear’ el físico también es muy importante: el oso ‘verdadero’ es gordo y peludo. “La barba, el bigote, el vello corporal, la gordura… Todo eso te identifica con ser oso. Y el típico Bear es gordo, no fuerte… Al que tiene músculo lo clasificamos como ‘muscle bear’, de hecho”.

Es obvio que Bilbao necesita un lugar que acoja a nuestros amigos ‘Bear’, un espacio que apueste por la diferencia y por la manera más peluda de ser gay. ¿Cómo es posible que otras comunidades autónomas tengan su espacio osuno y Bilbao no? Seguro que el futuro inmediato nos trae buenas noticias al respecto… y BLUE estará allí para manteneros informados, no lo dudéis.

San Francisco, el epicentro peludo

El epicentro del terremoto ‘Bear’ se registró en San Francisco a mediados de los ochenta. Los bronceados osos de California fueron los primeros en abandonar su letargo y en enfrentarse al prototipo de belleza masculina imperante en la sociedad. Nada de cuerpos atléticos, nada de depilaciones y, por supuesto, fuera dietas. Los medios de comunicación de aquella época no daban cancha a los físicos que se salieran de esos cánones, así que los osunos de San Francisco empezaron a reunirse en un pequeño bar de moteros, el Lone Bear. En menos de lo que canta un gallo, el movimiento ‘Bear’ se extendió ‘all over the world’ y empezaron a surgir eventos y locales para nuestros amorosos amigos. En Estados Unidos, hay varias publicaciones exclusivas y hasta productoras porno para satisfacer a sus clientes más peludos

La jerga ‘Bear’

Los osos no se andan con chiquitas. Han creado una terminología propia, para no perderse por el ambiente.

Cachorro o cub: Son los jovencitos de la manada, aunque suelen tener apariencia y complexión de osito.

Cazador: El nombre les viene ‘al pelo’. No tienen las características físicas de los osos, pero buscan uno para ser felices.

Muscle Bear: El oso que, en lugar de gordo, está fuerte.

Daddy Bear o papá oso: El rey de los veteranos. Normalmente, le gustan los cachorros, aunque se relaciona afablemente con toda la manada.

Oso polar: Por sus canas lo conocerás. En lugar del frondoso vello negro, el polar tiene cabellos y barba blancos. Papá Noel sería uno de ellos.

Leather Bear: Como su propio nombre indica, son amantes de los osos y del cuero, una combinación explosiva.

Los osos, de cine

Miguel Albadalejo se atrevió en 2004 con un tema que, hasta la fecha, había sido tabú. La película ‘Cachorro’ retrata la vida de Pedro, un osuno que hace labores de canguro con su sobrino, de 9 años, mientras su hermana intenta buscarse la vida en la India. El film llegó a Estados Unidos, que censuró las escenas de sexo en la sauna, y pasó por el Festival de Cine de Berlín. Como curiosidad, Fangoria se encargó de la banda sonora con los temas ‘Hombres’ y ‘Me odio cuando miento’.

‘A dirty shame’, de John Waters, o la española ‘Chuecatown’ también apuestan por personajes ‘Bear’. No te las pierdas.

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