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Joan Crisol

Pillamos a Crisol retocando a Carlos Bardem y terminando una sesión con Jacobo Ostos como Dios lo trajo al mundo. Está nervioso, porque en pocos días se enfrenta a un difícil objetivo: desnudar al mismísimo Jorge Javier Vázquez para una conocida revista. Necesitaría días de 27 horas para atender a todos sus compromisos, pero hace un hueco para BLUE. Estamos frente a Joan Crisol, el fotógrafo que desnuda a los famosos.

Ha retratado a cientos de chulazos para las portadas de la revista Zero, es el fotógrafo de cabecera para la productora de porno gay Bel Ami y cada semana deja sin ropa a los famosos españoles en Interviú y Primera Línea. Joan Crisol, catalán de 38 años, es uno de los fotógrafos más demandados del momento y anda siempre “metido en veinte asuntos a la vez”. Su currículum impacta, aunque no dio sus primeros pasos por el camino deseado. Mientras lavaba platos en un restaurante vegetariano, su compañero Jalif (actualmente dueño de una de las principales productoras de cine X de España) se fijó en él para empezar en el mundo de la fotografía ‘X’. Sus pinitos los hizo en la revista Pirate (la publicación fetichista de Private). “Era una revista de culto que se vendía en 45 países, costaba 20 euros y se imprimía en varios idiomas”. Él quería ser fotógrafo de moda, pero no pudo negarse a formar parte del equipo de Private. “Lo dejé cuatro años después porque era un trabajo muy duro y complicado. Como fotógrafo nunca me lo he pasado bien en una sesión ‘X’ porque las chicas lo pasan mal y porque todo era con los medios justos”. Sus inicios en el porno (lo dejó hace diez años) le trajeron una doble consecuencia: “Ha sido un lastre para mi carrera, porque en España, si dices que has hecho porno, te cierran la mitad de las puertas. Aún así, me especificó en un campo erótico que no había en España. He terminado desnudando a personajes famosos, aunque hace años que no me dedico al porno”.
De aquella época conserva varias amistades, entre ellas la del dotado Nacho Vidal, al que consiguió subir en unos taconazos. También le colocó un tanga, “el mismo que se había puesto Lucía Lapiedra sólo dos semanas antes. Eso le dio morbo, Nacho es muy tirado hacia adelante”. Y es más listo que el hambre, porque, consciente de su tirón entre el público gay, “le ha sabido sacar partido”. “Cuida a ese público, porque Nachín es muy listo”.
Tras pertenecer a una “minigeneración de estrellas” en el porno español, decidió dejar el cine X para otros y abordó caminos más relacionados con la fotografía artística, de moda, pero siempre con tintes eróticos. “Me considero un profesional de la imagen. Yo hacer fotografía ‘X’ nunca lo he encontrado como algo fuera de lo común”, asegura.
Entre risas, recuerda la mitad de su carrera es “absurda” y está “llena de anécdotas”. “Con Zuleidy (superestrella del porno en EEUU) hicimos una escena en una azotea de la Gran Vía de Madrid. De repente, me llaman y me dicen que una emisora de radio estaba retransmitiendo la sesión de fotos, porque, justo enfrente, estaba el edificio del grupo PRISA. ¡Si hasta vino un helicóptero de Telemadrid para grabarnos!”.


Le preguntamos si alguna vez se ha enamorado de alguno de sus modelos, y su respuesta es rotunda: “Nunca he estado ni voy a estar con nadie que haya fotografiado, es muy contraproducente”. Confiesa, eso sí, que le han echado los tejos “muchísimas veces” durante una sesión, “porque da mucho morbo tirarse al fotógrafo”.
Abordamos la rumorología que rodea a Bel Ami, la productora de porno gay con niñatos rubísimos e imberbes para la que trabaja Joan. “Sí, es cierto, la mayoría de los actores son heterosexuales, no es una leyenda urbana. Aún así, diría que son ‘heteroflexibles’… Vamos, que son heteros, pero están encantados”. Joan se encarga de fotografiar a los “mimadísimos” modelos de Bel Ami. “La productora los tiene superprotegidos y los cuida hasta el extremo”, asegura.
Pero si Joan Crisol es especialista en algo, es en desnudar a los rostros populares de España. La lista de nombres es eterna, y va desde ‘Pipi’ Estrada a Enrique del Pozo, pasando por Malena Gracia o Yola Berrocal. También ha fotografiado (con ropa) a Luis Tosar, Alaska, Tommy Lee, Concha Velasco, Mónica Naranjo, Alberto Contador… “Una portada que me hizo mucha ilusión fue la de Jack Shears (cantante de Scissor Sisters). La hice para Zero, pero me la pidió la Rolling Stone de EEUU”. ¿Y una portada que aún no hayas podido realizar?, le preguntamos: “A Grace Jones. Me hubiera encantado fotografiarla, es uno de los fetiches de mi vida”.


Entre las numerosas anécdotas de su día a día, Joan recuerda una sesión de lo más caliente con Antonio Tejado. “Nada más llegar a la habitación del hotel se quedó completamente desnudo, y no se vistió hasta que nos marchamos… La chica que lo acompañaba no recuperó los colores en semanas”.

Recientemente, en pleno invierno, Crisol desnudó a los protagonistas de Gandia Shore en el centro de Madrid. “Los chicos estaban encantados de quitarse la ropa en medio de la calle Fuencarral. Lo raro es que ellas estaban super-recatadas. El más animado fue Abraham, que está diseñado para posar delante de una cámara. Liamos una impresionante”, cuenta.

Una de sus famosas favoritas, la presentadora Cristina Pedroche, le conquistó desde la primera sesión. “Está tan encantada que no deja que nadie más le tire fotos”.

Petardas” ha fotografiado unas cuantas, pero no quiere dar nombres. Aún así, sostiene que a la mayoría le interesa “hacer un poco la pelota” al fotógrafo, “porque les tengo que sacar guapos y guapas”. “Son tres o cinco horas de sesión, no suele haber gente que toque mucho los cojones arriesgándose a que luego salgan mal”.
También confiesa que muchos y muchas famosas pagan por salir en portadas “porque lo que les interesa es ir a la tele a hablar de esas portadas, y ganar dinero con ellas”.

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Nos acercamos al final de la entrevista, y no podemos dejar de preguntarle por su matrimonio con un joven bilbaíno: “Nos conocimos en el rodaje de un videoclip, porque yo, antes de la crisis, era director de fotografía de videoclips en una productora madrileña. Eran vídeos de modernas y Jon era figurante en uno de esos vídeos”. En la fiesta fin de rodaje, se enamoraron, y hasta hoy. “Soy hijo adoptivo bilbaíno”. De hecho, tiene en mente una sesión de fotos que tome como referencia el deporte rural vasco. “Lo encontraría maravilloso, incluso fotografiaría a los bomberos de Bilbao, aunque este año no me ha gustado nada el calendario”.

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