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10 cosas que una mariquita debería hacer antes de morir, tías!

El tiempo pasa inefable y un buen día te despiertas y eres tu padre.
El tiempo pasa raudo y hoy eres un tierno bollicao y mañana eres esa media luna mordida que alguien despreció en la fiesta que se celebró hace un par de días.
El tiempo pasa, tus ojeras se amoratan, tus labios se cuartean, tu espalda se encorba y tu coronilla adquiere la forma y dimensiones de una plaza de toros de primera categoría.
El tiempo pasa, así pues aprovechemos el transcurso para hacer todo aquello que nos salga del coño, aun a riesgo de arrepentirnos, porque nenas, no hay mayor arrepentimiento que el que una padece por aquello que nunca hizo, tías.

sauna

Debe ser que el cambio de año me pone melancólico, o que la cesta de enero es un tema muy manido, que me ha dado por escribir sobre aquellas cosas que una mariquita que se precie de serlo debería hacer antes de morir. Luego ya si eso me hacéis caso  u os limpiáis el culo con estas páginas; pero que no se os olvide que son páginas satinadas y os van a dejar el culo hecho unos zorros, zorras.

10. Hacer una orgia.
Teniendo en cuenta lo putas que sois, este punto os lo podéis saltar; pero si hay alguna beata entre las lectoras no olvides que follar en grupo amplía tus horizontes sociales, eso sí, procurad que haya una buena organización, porque si no vais a terminar con el culo como el tunel de Malmasín.

9. Asistir al desfile del Orgullo Gay.
Un desfile de chulazos semidesnudos y mamarrachas bebidas… ¿A qué coño estáis esperando?

8. Ir a un Crucero gay.
Si queréis ver a mariquitas a todas horas no hace falta que sintonicéis telecinco, podéis hacer un crucero gay. Teniendo en cuenta la duración del mismo es probable que terminéis follando hasta con la tripulación para no repetir chulo y que el jodido crucero no se convierta en el día de la marmota.

7. Tener un compañero de piso gay.
Si compartís piso con un chulazo es probable que acabéis muertas de la envidia y con tendinitis en la muñeca de tanto darle a la zambomba; pero lo mismo alguna visita se equivoca de habitación y termináis pillando cacho, tías.

6. Explorar nuevos roles.
Si sois activas probad a poner el culo, si sois pasivas, probad a follaros un chulo, si sois versátiles… si sois versátiles, yo qué sé, apuntaos a yoga a ver si os relajáis un poco nenas, que si sois más putas nacéis en tacones.

5. Ser travesti por un día.
Poneos unos taconazos, el tanga del revés para allanar el camino y un pelucón. Lo peor que os puede pasar es que terminéis con un esguince, los huevos a la altura del páncreas y el acrílico del pelucón ardiendo al contacto con un cigarro; pero qué risas, tías.

4. Asistir a un concierto de tu divorra favorita.
Disfruta de la afonía de Madonna o los estilismos imposibles de la Gaga; échate una siesta asistiendo al desparrame vocal de la Dion o vuélvete loca del coño con los alaridos de la Naranjo. Una nunca es tan mariquita como cuando se pone delante de su divorra favorita, o da la espalda a su actor porno preferido.

3. Liarse con un hetero.
Hay heteros que solo están a una dosis de drogaina de ser una reinona. Sólo hay que estar en el momento oportuno, en el lugar adecuado y acertar con el vaso en el que echar la burundanga, tías.

2. Ir a Eurovisión.
La champions league de los mariquitas, como un aquapark con bufete libre para un gremlin. Viajar al festival de eurovisión, que presumiblemente se celebrará en una ciudad inexistente de un país inventado, o en su defecto verlo en la tele acompañado de tus amigas, es para una mariquita lo mismo que un after para Kiko Rivera o la portada del Hola para la Preysler, un destino ineludible amigas.

1. Ir a una sauna gay.
Si sois más vagas que el letrista de Kiko Rivera o la dietista de Falete, esta última opción podría ser la mejor opción para cumplir con todas las anteriores. Porque amigas, en una sauna gay vais a terminar participando en una orgía sí o sí; asistiréis a un desfile de chulos y mamarrachas orgullosas; tendréis un SPA a vuestra disposición lleno de mariquitas como en un crucero; os enfrentaréis a un montón de divorras; muy probablemente os crucéis con algún hetero confundido por la noche y asistiréis a un espectaculo de luz y sonido a la altura de eurovisión y hasta de los grammys. Y es que la sauna es la disneylandia homosexual, amigas, el “no va más de la compresa” para las invertidas, la piedra filosofal de los sodomitas, la meca del bujarrismo. Por favor paradme que de solo pensarlo me se hace el chocho pesicola.

 

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